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Filippo Sorcinelli: el diseñador que vistió al Papa Francisco y Benedicto XVI

No es diseñador de lujo, ni diseñador de “prêt-à-porter” Filippo Sorcinelli es italiano, organista, perfumista y creador de vestiduras litúrgicas que usaron los últimos Papas.

Sorcinelli tuvo el privilegio de diseñar los ornamentos que usó el Papa Benedicto XVI y en los últimos días le dedicó unas sentidas palabras al fallecido Papa Francisco, con quién mantuvo una relación cercana. “En estos años he tenido el honor y el privilegio de vestir al Papa Francisco desde los primeros pasos de su pontificado, interpretando esa idea de “noble sencillez”, expresó.

Además, agregó: “La muerte del Papa Francisco no sólo dejará una marca, sino una cicatriz que contiene valores y necesita trabajarse y discutirse”.

Su historia dentro de la Iglesia comenzó casi por accidente: le hizo una prenda a un amigo que se ordenaba sacerdote y llamó tanto la atención que terminó trabajando para obispos hasta que sonó el teléfono: era el Vaticano. “La emoción más grande fue ver a Benedicto en la tele usando algo hecho por mí”, contó.

El trabajo en la Santa Sede no es para cualquiera: hay protocolos estrictos, formalidades, y un código de vestimenta que incluso él –con sus tatuajes y piercings– respetó sin problemas. “Me los saco. Es cuestión de empatía”, explicó.

Por otra parte, Sorcinelli se refirió a los encuentros que mantuvo con Benedicto XVI y Francisco. “Tuve contacto con Benedicto XVI y con el Papa Francisco. Todos somos muy diferentes, también ellos son personas. Tienen su herencia cultural. El Papa Benedicto era de Alemania, el Papa Francisco de Argentina, entonces llegan con esta mochila y con ciertas preferencias”, expresó.

Aunque muchos lo asocian únicamente con el Papa, Sorcinelli tiene una mirada más amplia: ve la belleza como una forma de trascendencia. También hace perfumes, perfumes religiosos, porque, según él, “el olfato también es una vía espiritual”. Dice que el perfume, como la fe, no se ve pero se siente.

A lo largo de su carrera llegó a vestir santos, como cuando confeccionó una nueva vestimenta para San Celestino V durante la exhumación de sus reliquias. Y cada tanto, alguna de sus piezas aparece en catedrales icónicas como la de París, su favorita.

Hoy sigue diseñando para parroquias, diócesis y gobiernos que lo convocan para regalar piezas únicas de arte sacro. Lejos de las tendencias y lo comercial, Sorcinelli busca crear desde un lugar íntimo y profundo. “Toda verdadera creación nace del respeto y de lo invisible”, aseguró. Y en ese camino, convirtió la fe en su mayor obra.