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El Hot Sale y su contracara social: clickear ropa importada atenta contra 540 mil empleos textiles

Las zapatillas importadas fueron la vedette de los dos primeros días del Hot Sale 2025, no así las prendas de vestir foráneas, si bien los aranceles de ambas habían sido bajados por el Gobierno de Javier Milei del 35 al 20% y las facilidades de entrada del exterior, habilitada desde fin de 2024.

Que un artículo de igual marca cueste hasta 40% más en la Argentina que en países vecinos, como Chile y Brasil, viene determinando compras hormiga en el turismo por las fronteras vecinas desde el año pasado.

En los dos primeros meses de 2025 habían ingresado al país 23,3 millones de prendas por US$ 90,2 millones, mientras que en los dos primeros meses del año pasado ingresaron 9,9 millones de artículos por US$ 61,2 millones.

Empresarios y sindicalistas vienen alertando acerca de que se están poniendo en riesgo cerca de 150 mil puestos de trabajo.

En talleres locales de indumentaria y calzado ya hubo cierres y despidos antes que se tomaran las medidas arancelarias, efecto que hasta ahora no se reflejó de modo contundente en el Índice de Precios al Consumidor.

La titular de La Red Textil, una organización liderada por mujeres donde se agrupan 40 cooperativas de confección de todo el país, Melen Vergniaud, declaró que en lo que va del año ya se perdieron alrededor de 10 mil puestos de trabajo en el sector textil, y alertó que la apertura de importaciones y la baja de aranceles agravó la situación.

“El último informe del verano dice que seis de cada diez máquinas están frenadas”, afirmó.

MANO DE OBRA INTENSIVA

La industria textil reúne, en toda la cadena productiva, a unos 540 mil puestos de trabajo.

Y cada importación, en consecuencia, significará a la corta o a la larga mano de obra argentina desocupada.

Salvo la mercadería que entra con el equipaje de países limítrofes, los canales de distribución son los que absorben las prendas y calzados que llegan por la Aduana, más de la mitad de la cual proviene de China.

La estimación realizada por Pro Tejer, entidad que agrupa a fabricantes, sobre la incidencia arancelaria en los precios internos es que la baja “no superaría el 2%, ya que más del 90% son factores vinculados a la comercialización, y no al producto en sí”, al tiempo que detalló que el “50,3% se va en impuestos”.

El cálculo que se hace es que las prendas que más se abaratarían serían las terminadas importadas, que podrían bajar un 10% y representan entre 15% y 20% del mercado.

El resto, mayormente, tiene mix de insumos nacionales y extranjeros. En ese caso, la reducción sería de entre 1% y 3,5%.

En ropa y calzado, los aranceles se redujeron de 35% a 20%; en telas, de 26% a 18%; y en hilados, de 18% a 12%, 14% o 16%, previo al gran evento de descuentos y ofertas.

BAJARON LOS PUESTOS DE TRABAJO, NO TANTO LOS PRECIOS

La respuesta en los precios domésticos no correspondió a tal apertura a la competencia externa.

En enero, el rubro “Prendas de vestir y calzado” había registrado una disminución del 0,7% mensual, pero en marzo subió por encima del IPC, al trepar 4,6%, aún en plena baja de aranceles.

Pero acumuló un alza interanual del 41,9% , que inclusive sigue estando por debajo del nivel general (55,9%).

Los industriales argumentan que, entre diciembre de 2016 y febrero de 2025 (último dato), la inflación fue 7.953%, mientras que la de prendas y calzado resultó inferior: 6.701%.

Y destacan que “en los últimos 20 meses, la variación dio por debajo del IPC: entre junio de 2023 y febrero de 2025, la inflación trepó 371% y la ropa lo hizo un 243%”.

Lo que no deja de ser cierto es que, luego de años de proteccionismo y con la retracción al consumo, les tocará sacrificar márgenes de ganancia, donde hay tela para cortar antes que bajar la persiana.

Rondan el 30%, cuando en otros países no superan el 8%, que tienen costos de impuestos y alquileres mucho menores.