Marcelo Rubén Figueiras, presidente de Laboratorios Richmond y figura de peso en la industria farmacéutica argentina, mantiene una deuda bancaria que supera los $1.302 millones, según el último informe comercial al que accedió Noticias Argentinas. A pesar de la magnitud de este pasivo, su calificación crediticia ante el Banco Central permanece en “Situación 1 – Normal”, la mejor categoría disponible, sin atrasos ni cheques rechazados.
Más allá del dato técnico, la situación de Figueiras plantea interrogantes sobre el modelo financiero empresarial argentino. Sus compromisos mensuales superan los $16,8 millones y han mostrado un crecimiento sostenido desde 2023. Las consultas a su perfil comercial también crecieron de forma inusual: 167 en el último año, una cifra que lo ubica por encima de la media del sector.
De acuerdo con el mismo informe, más del 94% de la deuda está concentrada en el Banco Macro, perteneciente a la familia Brito, lo que lo convierte en el principal acreedor individual. También mantiene obligaciones con American Express, Banco Galicia y GGAL.
La radiografía patrimonial de Figueiras muestra una fuerte concentración en cargos directivos. Además de liderar Richmond, participa activamente en otras compañías como Fianzas y Crédito, Cruz Suiza Compañía de Seguros y Droguería Biosalud, entre varias más.
Sin embargo, el presente no parece ser tan sólido como las cifras aparentan.
CRISIS PUERTAS ADENTRO
En marzo de 2024, en medio de un contexto de ajuste económico nacional, Laboratorios Richmond encaró una reestructuración interna que implicó el despido de cerca de 40 empleados de diversas áreas: desde Planeamiento Comercial hasta Producción y agentes de propaganda médica.
Según informó el portal especializado Pharmabiz, esta decisión respondió en parte a los resultados financieros negativos de 2023. En ese ejercicio, Richmond registró una caída del 32,1% en su facturación anual. La empresa atribuyó esta retracción al incremento de sus pasivos, la devaluación del peso frente al dólar y el impacto de la consolidación de nuevos negocios como el Fideicomiso VIDA, vinculado a la producción de vacunas.
En su análisis del contexto sectorial, Richmond también apuntó contra las políticas de control de precios del gobierno anterior, argumentando que los acuerdos con laboratorios “retrasaron el traslado de costos” sin mejorar la demanda.
Pese al rojo final del balance, la empresa logró mantener cierto desempeño operativo positivo. No obstante, el recorte de personal incluyó a perfiles con antigüedad significativa, como gerentes, jefes de área y técnicos especializados. También se mencionan factores internos, como las diferencias salariales de hasta un 40% entre trabajadores conveniados y fuera de convenio.
¿MODELO DE ÉXITO O BURBUJA SOSTENIDA?
El caso de Marcelo Figueiras vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre el financiamiento empresarial en la Argentina. Mientras miles de pymes enfrentan restricciones severas para acceder a crédito, algunas grandes compañías logran expandirse incluso en contextos de caída de ventas y ajustes internos.
“La deuda no es un problema en sí misma; el problema es cómo se gestiona y qué respaldo tiene”, explicó un analista del sector bajo reserva. “Lo preocupante es la disonancia entre una estructura financiera altamente apalancada y un entorno operativo que muestra señales de desgaste”.
Hoy, Figueiras continúa liderando una de las compañías más influyentes del sector salud. Pero los datos financieros, el recorte de personal y el nivel de endeudamiento obligan a mirar con más atención las bases sobre las que se sostiene su modelo empresarial.