La limpieza, el orden y la higiene son puntos claves para la vida diaria de una persona y colabora en el comportamiento de muchas de ellas durante el resto del día, pero, llevar a cabo las acciones tendientes a generar espacios armónicos para que todo esté reluciente, en épocas como la actual donde la inmediatez parece ser una cuestión elemental, es difícil de concretar, aunque no imposible, ya que la organización es clave, como el estilo de vida y la personalidad de individuo.
Viajar es uno de los placeres más grandes por el que puede pasar una persona en su vida y, a muchos la ansiedad de esperar el día para salir a la ruta, les puede ganar. Es por eso que, para enfocarse en las tareas y actividades del día a día puede ayudar a disminuirla. En tal sentido, antes de emprender un viaje, hay un gesto silencioso que muchas personas repiten casi de forma instintiva, como es ordenar la casa. No se trata solo de una rutina práctica, sino de un acto cargado de intención emocional. Es que, dejar la cama tendida, la ropa guardada, los platos lavados y el ambiente en calma es, en muchos casos, parte del mismo ritual que elegir los pasajes o armar la valija.
A veces, los tiempos laborales mandan y todo no se puede. Por eso, la repartición de tareas entre los miembros de la familia puede ser mucha utilidad para lograr el objetivo de viajar con la tranquilidad de que al regreso todo estará en su lugar y, ayudará a retomar la rutina como si el viaje no hubiese existido. No siempre se da, pero, la intención cuenta.
En tal sentido, hay hábitos comunes y sistemáticos que son beneficiosos para lograr el cometido. ¿Cuáles son?
DIEZ HÁBITOS COMUNES QUE PREPARAN EL HOGAR PARA EL REGRESO
* Hacer la cama.
* Sacar la basura.
* Dejar la heladera limpia.
* Ventilar los ambientes.
* Ordenar la ropa.
* Cerrar ventanas.
* Barrer el piso.
* Regar las plantas.
* Dejar toallas limpias.
* Desenchufar los electrodomésticos.
Todas ellas son acciones que muchas personas realizan antes de viajar. No solo por funcionalidad y seguridad, sino que también son gestos que tranquilizan, preparan el ambiente y permiten imaginar un regreso más amable.
Ordenar antes de comenzar las vacaciones, que inician antes de poner primera al auto, es decir, en la mente, en los detalles, en ese deseo de volver y encontrar todo como uno lo dejó, o incluso mejor es una manera de despedirse del hogar con tranquilidad.
El orden se vuelve un ancla emocional, ya que, a través de él, la persona se permite soltarse y disfrutar, sabiendo que, al volver, la casa estará esperándola para descansar y no para ser ordenada antes de retomar la rutina. Incluso en los viajes más cortos, hay algo profundamente humano en ese gesto que, también forma parte del agradecimiento, de reconocer el valor del espacio propio antes de salir sabiendo que al regresar todo estará bien para volver a ser habitada y disfrutada cada día.
