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Cuánto falta para decirle adiós al uso de efectivo y a la informalidad tributaria en la Argentina

Modernizarse o morir. Esa es la disyuntiva que afrontan miles de comercios y empresas en la Argentina, un país que se resiste a abandonar el uso del efectivo pero que, gracias al boom de las billeteras virtuales, cada vez lo utiliza menos.

El uso de billetes físicos en las transacciones comerciales es la principal causa de que más del 45% de la economía todavía esté en negro.

Según un estudio de la Universidad Austral, la evasión se mantiene en el 50% en el caso del IVA.

En los distintos circuitos comerciales se siguen viendo carteles que premian el pago en efectivo con descuentos, por ejemplo del 10%.

Detrás de ese premio para el consumidor, hay otro mucho mayor para el comerciante: seguramente no facturará el producto, por lo que no pagará ni IVA, ni Ganancias, ni ingresos brutos. Un negocio redondo.

El comprador se va contento con su descuento del 10%, pero el comerciante mucho más, porque se “ahorra” impuestos por alrededor del 40%. El Fisco y los contribuyentes que sí pagan son los grandes perjudicados.

En toda esa jugada, el Fisco pierde ingresos y se hace más complicado reducir la carga tributaria, porque el Estado sigue “cazando en el zoológico”.

De acuerdo con el último informe de Global Payments Report, elaborada por la procesadora de pagos Worldpay, en la Argentina el 25% de los consumidores ya paga con billeteras digitales en los puntos de venta (la cifra más alta de la región) y un 25% lo hace en efectivo (cayó dos puntos porcentuales frente a la edición pasada).

El nivel de uso de billetes físicos sigue siendo alto, pero lo sería aún más si no hubiesen aparecido las billeteras.

Estas fintech también sirvieron para acabar con una mal costumbre que los bancos nunca quisiero explicar: por qué nunca remuneraban los fondos depositados en cuentas a la vista, y solo lo hacían con los plazos fijos a 30 días como mínimo.

Como las billeteras remuneran los saldos a diario, muchos bancos debieron cambiar de postura y empezar a crear mecanismos como la “inversión rápida”, por el cual remuneran la permanencia de efectivo aunque sea por 24 horas.

Además, las billeteras suelen pagar más interés por ese dinero que los bancos. En la actualidad, un banco ofrece 23,79% anual por el dinero, mientras que Mercado Pago abona 28,2%, casi cinco puntos de diferencia en el interés.

De acuerdo con el estudio, detrás del uso de billeteras y efectivo, se ubican las tarjetas de débito y prepagas (21%), las tarjetas de crédito (20%), transferencias de cuenta a cuenta (8%) y bajo el sistema “compre ahora, pague después” (1%).

Con proyecciones a 2030, el informe prevé que el efectivo pase a representar el 16% de las transacciones, mientras que el método de pago de preferencia serán las billeteras digitales (con un 39%) y los pagos cuenta a cuenta (17%).

Por detrás, estarán los pagos con tarjeta de crédito (15%), las tarjetas de débito y prepagas (13%) y el financiamiento del local con “compre ahora y pague después” (1%).

A pesar de que el efectivo aún hoy es muy usado en el país (25%), debido a que casi la mitad de la economía está en la informalidad, el dato es más bajo frente a Perú (31%), Colombia (33%) o México (35%).

Bastante por debajo están Chile (18%) y Brasil (17%), los cuales presentan una cifra muy similar a la tendencia internacional (15%).

Desde la procesadora de pagos esperan que la caída global se estabilice a esos niveles del 15%, tras perder una participación de casi dos tercios en la última década (44% en 2014).

También la Argentina es el país que más adoptó el uso de las billeteras digitales, con Mercado Pago como referente, con un uso del 58% en el comercio online.

Mientras que a nivel local el 25% de los consumidores elige una billetera virtual a la hora de pagar, en Colombia es del 18%, en Chile del 12%, en México alcanza al 11%, en Brasil al 10% y en Perú, apenas el 5% de los clientes.

La informalidad está presente en toda América Latina, pero la transformación fuerte que empezó a ocurrir en la Argentina fue con la pandemia, porque la gente quería dejar de usar los billetes para no contagiarse, y así se produjo una enorme transformación en detrimento del efectivo.