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Lospennato y el reto de erigirse como la salvadora del PRO en la lucha por la supervivencia política

Después de una década en la Cámara de Diputados, a Silvia Lospennato le cayó de repente el pedido desesperado de su jefe partidario, Mauricio Macri, de salvar al PRO de su hundimiento final.

Casi que no le dio tiempo para pensarlo. La presión era demasiado grande, y Macri no está acostumbrado ni le gusta que le digan que no.

Ya había fracasado con María Eugenia Vidal, quien se plantó y pudo resistir las ínfulas de patrón de estancia del fundador del PRO.

Lospennato aceptó el reto de encabezar la lista de legisladores porteños del macrismo, y casi al instante de dar el sí se puso a disposición de una campaña hecha a la medida de la interna que Macri mantiene con Javier Milei por el liderazgo en ese cuadrante ideológico.

En medio de esa disputa feroz, claramente el PRO se encuentra a la defensiva, en riesgo de extinción y Macri busca replegarse en el reducto que lo vio nacer políticamente para sobrevivir al tsunami libertario.

En el resto del país, La Libertad Avanza fagocitó el electorado que antes se referenciaba en el macrismo, que quedó reducido a la mínima expresión.

Para dar esta batalla por la superviviencia, Macri encontró a Lospennato como la figura disponible mejor posicionada.

Para la diputada nacional, es una apuesta de riesgo en la que tiene mucho para perder.

Para empezar, Macri la obliga a dar una pelea frontal contra La Libertad Avanza, fuerza política para la cual trabajó incansablemente como aliada, juntando mayorías en cada sesión y puliendo los proyectos de ley del oficialismo para hacerlos “votables”.

La confrontación directa con Milei la deja en un lugar incómodo. Quizás haya que pensar que uno de los motivos por los cuales fracasó Ficha Limpia (cuando solo le faltaba el broche final), causa por la cual Lospennato se desvivió durante una década, fue para no regalarle a la rival del candidato libertario, Manuel Adorni, un trofeo a pocos días de las elecciones porteñas.

Con Ficha Limpia Lospennato ya perdió, y quedó claro en su semblante nervioso, conteniendo la furia con los dientes apretados, en el estudio de televisión donde fue invitada para celebrar la sanción de una ley que no fue.

Luego de que los senadores misioneros, por las malas artes de la Casa Rosada, le rompieran el corazón en vivo y en directo, la postulante del PRO quiso bajar su candidatura. La frenó Macri.

Así lo confesó el ex presidente en una reciente entrevista, quien delante de su propia candidata y sin conversarlo previamente con ella, reveló que esa noche lo había llamado desconsolada por la decepción que sentía, y que le había transmitido sus ganas de tirar la toalla.

Fue una humillación para Lospennato, quien necesita mostrarse junto a Macri para mejorar su nivel de conocimiento en la ciudadanía porteña pero definitivamente no necesita que exponga sus debilidades sin su consentimiento.

La anterior humillación fue cuando unos días antes el jefe del PRO reconoció, otra vez junto a Lospennato en un reportaje en vivo, que la fragmentación de la centroderecha en la Ciudad posicionaba al radical K Leandro Santoro como favorito en las urnas.

Perpleja y con indisimulable incomodidad por el sincericidio derrotista de su jefe, la candidata improvisó un “yo me tengo fe” como manotazo de ahogado, ya en el tiempo de descuento de la entrevista.

Si le llega a ir bien en estas elecciones, esto es, si le gana al libertario Adorni, más allá de cómo quede ubicada frente a Santoro, y evita el tercer puesto, Lospennato habrá cumplido su misión.

La tarea es defender la marca PRO frente al vendaval libertario y fortalecer a Macri de cara a la rosca de las listas en la provincia de Buenos Aires.

Si Lospennato sale tercera, o peor aún, cuarta, la capitulación será total, y el presidente del PRO deberá entregar lo poco que le queda en esa negociación electoral, sumado al hecho de que perderá el lugar de privilegio que tuvo el partido amarillo en la Ciudad desde que la gobierna en el año 2007.

En ese escenario fatídico, La Libertad Avanza se catapultará como la opción real más potente para disputar la sucesión del Gobierno porteño, y en la discusión entrará Santoro, pero no el PRO.

Lospennato se expone, en ese sentido, a ser la cara de una derrota que de consumarse tendrá efectos irreparables para el futuro del partido. Es mucho lo que está en juego.

El riesgo se palpa en el aire ya que por derecha tiene la amenaza de Adorni y Ramiro Marra, pero por el centro la raspa Horacio Rodríguez Larreta, a quien muchos porteños siguen identificando con la marca PRO.

Hasta el 2021, Juntos por el Cambio, con el PRO como locomotora, concentraba todo el espacio ideológico del centro a la derecha. Ese escenario no existe más.

DEL PJ AL MACRISMO, CON UNA ESCALA EN EL DENARVAÍSMO

Politóloga de profesión, a sus 47 años Lospennato atraviesa un “plot twist” decisivo en su trayectoria política. Pasará de ser protagonista de los grandes debates nacionales en el Congreso a discutir temas municipales en la Legislatura.

No lo hará en soledad. El PRO pone toda la carne en el asador con figuras de renombre como Hernán Lombardi, Laura Alonso y Waldo Wolff, lo cual confirma la estrategia de repliegue que decidió Macri en el territorio porteño.

Lospennato retornará al distrito donde fue titular de la Unidad de Proyectos Especiales de la Cuenca Riachuelo-La Matanza y luego subsecretaria de Gobierno porteño en el segundo mandato de Macri.

Recaló en el PRO y en la gestión porteña de la mano de Emilio Monzó, su mentor en política durante muchos años, quien en esos tiempos había empezado a armar para el ex jefe de Gobierno y futuro presidente.

Lospennato había conocido a Monzó en el Gobierno bonaerense de Daniel Scioli. Pocos recuerdan que la actual candidata a legisladora del macrismo dio sus primeros pasos políticos en el Partido Justicialista.

La diputada nacional estuvo bajo la tutela del ex ministro Alfredo Atanasof durante el corto Gobierno nacional de Eduardo Duhalde.

En diciembre del 2007, Atanasof llevó a su asesora a trabajar con él cuando asumió al frente de la Secretaría de Promoción de Inversiones de la provincia de Buenos Aires.

Cuando Atanasof y Monzó rompieron con Scioli con el estallido del conflicto con las patronales del campo en 2008, Lospennato se fue con ellos dos a trabajar en el armado de Francisco de Narváez.

La dirigente se mantuvo en la órbita del denarvaísmo hasta que en 2015 este espacio quedó definitivamente absorbido por el PRO. Ese año, fue candidata en la lista de Cambiemos que llevó a Macri a la Casa Rosada.

Es diputada nacional de forma ininterrumpida desde diciembre del 2015, y vicepresidenta tercera de la Cámara baja desde diciembre pasado, tras haber sido secretaria parlamentaria del bloque que preside Cristian Ritondo.

En el Congreso nacional levantó vuelo propio desde el inicio y supo construir un capital político muy fuerte, que deparó prestigio entre sus pares de todas las bancadas.

Laboriosa como legisladora, y astuta para la rosca política, se destacó tanto en la época en que le tocó defender las leyes que enviaba el Gobierno de Cambiemos como para resistir las iniciativas del Frente de Todos unos años más tarde.

También defendió como si fuera propio al Gobierno de Milei, y a lo largo de todos estas gestiones supo tender puentes para la construcción de leyes transversales.

La visibilidad de su figura pública creció vertiginosamente en el 2018 cuando fue una de las voces cantantes de la media sanción de la ley de aborto legal en la Cámara de Diputados.

También contribuyó con la ley de paridad de género y más tarde con la ley de boleta única. Fue precursora de Ficha Limpia y sigue atándose a ese mástil por más que la ley haya naufragado en el Senado.

Su hoja de servicios en el Congreso nacional luce intachable y hoy decide poner en juego todo ese capital político para inmolarse por su partido y por su jefe político.