El gran dato de las elecciones en CABA fue la baja participación: votó solo el 53,35 %, cuando lo normal en las elecciones pasadas era superar holgadamente el 70 %. Es el mismo fenómeno que viene ocurriendo en las provincias. La política es cada vez más un tema de los políticos, y la ciudadanía muestra un interés cada vez menor. Esa reflexión deberían hacerla los políticos. Tienen un problema ahí.
Manuel Adorni salió primero y no sabemos si asumirá su banca o seguirá como vocero presidencial. Fue un acierto poner a Adorni como candidato, ya que LLA no tiene mucha gente presentable. Los que lo acompañaban en la lista son kirchneristas y larretistas reciclados, todos capitaneados por Karina Milei y la peronista camporista Pilar Ramírez. Pese a todo eso, se impusieron en las elecciones.
El voto estuvo disperso por la gran cantidad de listas. Cuantas más listas hay, menor es la calidad electoral. Diecisiete listas para elegir treinta legisladores es un disparate. Es la peruanización de la política argentina. El dato preocupante es la cantidad de votos que obtuvo el peronismo, que siempre fue un partido menor en CABA. La explicación de esto es que LLA concentró su campaña contra el PRO y le dieron una vida tranquila a Santoro.
El PRO cometió dos errores. El primero fue adelantar las elecciones, con la equivocada idea de que se daría una discusión local. No existen más las discusiones locales: el Gobierno nacionalizó la campaña. Le hubiera convenido al PRO nacionalizar en octubre, hablando del caso Libra, de Lijo, de la falta de reactivación de la economía. La muy respetable Silvia Lospennato es una gran diputada, pero estuvo siempre con Larreta. Para disputarle a LLA hacía falta un candidato sin pasado y que perteneciera a un sector del centro-derecha. Lospennato no fue disruptiva en la campaña y siempre dio una imagen de progre. En esta elección había que representar nítidamente al centro-derecha para sacarle votos a Adorni.
Lo de Larreta fue patético. De sentirse presidente durante años, pasó a ser candidato a legislador y solo el 8 % de los porteños lo votaron. Larreta gobernó 16 años la ciudad y ahora festeja que le sacó unos votos a su ex partido. El mayor “downgrade” de los últimos años.
El resto pasó inadvertido y el divorcio de la gente con la política seguirá. LLA hizo campaña negativa difundiendo un video falso de Macri llamando a votar por Adorni. Los populismos siempre muestran su falta de escrúpulos. El populismo también se vio en un acto en el cual se arriaba gente que reclamaba el dinero que le habían prometido. Bien peronista.
La retracción de las fuerzas republicanas puede provocar un escenario peligroso: un escenario político dividido entre un populismo de derecha y un populismo de izquierda. El peor de los mundos.
La inutilidad de la política se vio en estos días. Mientras los políticos discutían en una campaña intrascendente, la Argentina mostraba, una vez más, a ciudadanos perdiendo todo por el agua. También siguen las muertes en la Ruta 3. Sin grandes obras, eso seguirá ocurriendo. La idiotez del Gobierno, que está orgulloso de no hacer obra pública, se cobra vidas. No pueden ocuparse de las inundaciones y de las muertes por rutas en mal estado porque están preocupados por la rosca.
El divorcio entre la política y la gente es cada vez mayor. Por eso, la gente va cada vez menos a votar.
Darío Lopérfido