La elección porteña, si bien era para elegir legisladores municipales, tiene efectos concretos en la representación que va a tener la Cámara de Diputados en en el futuro inmediato.
No solamente el resultado que condenó al PRO a vivir una pesadilla en su último bastión territorial condiciona las negociaciones que el presidente del bloque amarillo en la provincia de Buenos Aires Aires, Cristian Ritondo, intentará encauzar con los armadores libertarios, sino que además reactiva las pulsiones centrífugas de un sector del bloque que se divorció hace rato del macrismo y que ya no quiere saber nada con compartir el mismo techo.
Con las valijas ya armadas desde hace semanas, un grupo de 12 diputados con terminal política en el bullrichismo aguarda con ansiedad la decisión de Karina Milei para ejecutar la maniobra de aislamiento de Mauricio Macri.
Entre ellos se encuentran Damián Arabia, Silvana Giudici, Gerardo Milman, Fernando Iglesias, Sabrina Ajmechet, Patricia Vásquez, Laura Rodríguez Machado, Alejandro Bongiovanni y José Nuñez, pero son más.
El ofrecimiento que le hicieron llegar a la Casa Rosada es romper con el macrismo y armar un interbloque junto a los seis diputados radicales con peluca (Liga del Interior) y los ex PRO santafesinos Verónica Razzini y Gabriel Chumpitaz.
“Somos 21. De los que todavía estamos en el PRO, seis tenemos mandato hasta el 2027. De los radicales peluca tres de los seis siguen hasta el 2027 y lo mismo Razzini”, remarcó a la Agencia Noticias Argentinas uno de los diputados que encabezan la sublevación, para poner en valor la magnitud que tendría el nuevo conglomerado de oficialismo bis.
“El Jefe”, que tiene línea directa con uno de los líderes rebeldes del bloque amarillo, debe decidir si tras la paliza electoral del domingo en la Ciudad no llegó el momento de romper la bancada que preside Ritondo en la Cámara baja; o si conviene insistir en una convivencia forzada para no empujar al macrismo a hacer oposición política.
La hermana del presidente tiene la posibilidad concreta de arrastrar a sus filas a buena parte de la bancada del PRO -destruyendo el sistema de lealtades de Macri- antes de que se definan las listas electorales de la mayoría de las provincias y las nacionales, pero la jugada entraña riesgos.
“Vamos a hacer lo que le convenga al Gobierno. Si el Gobierno nos pide que no rompamos el bloque porque si hacemos eso rompemos el escudo legislativo, nos la tendremos que bancar. Nos queremos ir porque no se aguanta más, pero la decisión no la tomamos nosotros. La toma El Jefe”, señaló a NA uno de los diputados bullrichistas.
“Si el Gobierno me dice que hagamos lo que hagamos, ya tienen el escudo legislativo garantizado, nos vamos porque no queremos estar más acá”, se sinceró la misma fuente.
La convivencia con Silvia Lospennato, con María Eugenia Vidal y con el resto de los 10 diputados macristas no da para más y es una olla a presión.
Según pudo averiguar NA, al margen de la docena de legisladores “PRO con peluca” y de la decena de macristas puros, en el bloque hay cinco ritondistas, dos larretistas, y siete sueltos, entre ellos Diego Santilli, quien ya no quiere saber más nada con servir al juego de Macri.
El presidente del PRO nacional lleva las de perder, y más aún con el diario del lunes tras los apabullantes resultados de la elección porteña. Son pocos los que a esta altura se inmolarían por el ex presidente. Quedó a tiro de gracia.
Un botón de muestra es que en el plenario de las comisiones de Previsión Social y Presupuesto fueron más los diputados del PRO (siete) que firmaron el dictamen del oficialismo, con Giudici haciendo las veces de miembro informante, que los cinco que rubricaron un despacho propio.
Macri ya había intentado diferenciarse de La Libertad Avanza cuando en la sesión del 29 de abril para tratar los proyectos vinculados al cripto escándalo $Libra instruyó a su tropa a abstenerse en la votación sobre pedidos de informes al Gobierno. Solamente le obedecieron siete leales.
El desplazamiento del caudal electoral y del capital político del PRO hacia LLA como nuevo centro ordenador de la derecha argentina es un proceso que ya estaba ocurriendo -de mínima desde el 2023- y estas elecciones sirvieron para ponerle la firma a ese traspaso con escribano público mediante.
Este reordenamiento en el mapa de la derecha argentina descarta definitivamente la intención de Macri de llegar a un acuerdo de cúpulas con LLA para articular una alianza en la provincia de Buenos Aires.
Ya era muy difícil que LLA accediera a una paritaria de ese estilo antes de las elecciones del domingo. Ahora es directamente imposible.
Solamente se habilitará una ventanilla única para que Ritondo y Santilli negocien la incorporación de dirigentes sueltos (uno por uno) a las listas de La Libertad Avanza, que serán indefectiblemente violetas, con el sello libertario y ningún vestigio de la estética del PRO.
Subordinación o intrascendencia: ese es el dilema que deberán resolver los dirigentes PRO que no quieran hundirse junto a Macri.
Para darle impulso a esta idea-fuerza, el ganador de los comicios, Manuel Adorni, postuló “tabula tasa”, una suerte de reseteo patriótico o derecho al olvido sobre las agresiones previas en pos de que se sume a las filas de LLA la mayor cantidad de dirigentes de partidos que crean que “el cambio” en la Argentina lo encarna Javier Milei.
La condición sine qua non para sumarse a las listas violetas será la conversión de cada uno de esos dirigentes a “Las Fuerzas del Cielo”, desprendiéndose de las antiguas lealtades. Romper el barco para que salten los marineros.
Por eso, en el caso de que Ritondo logre colar dirigentes propios en las listas libertarias, es muy probable que al día siguiente de la elección terminen fusionados con LLA, sin vuelta atrás.
En cuanto a la discusión por las listas de candidatos porteños a diputados nacionales, si el PRO compitiera en soledad y repitiera los 15 puntos que obtuvo el domingo, obtendría apenas dos bancas, una menos de las que pone en juego en este 2025, lo cual marcaría un retroceso.
Y si acuerda con La Libertad Avanza, será en condiciones de sumisión indigna y absoluta. Ningún escenario es bueno para el macrismo en la Ciudad.
En el resto de las provincias, con diferencias de acuerdo al distrito, el macrismo ni siquiera tiene un nivel de representatividad que le permita competir con pie firme.
El crecimiento acelerado de La Libertad Avanza en cada uno de esos escenarios provinciales pondrá en aprietos al PRO, que tendrá dificultades para acomodarse en el tablero electoral, lo que derivaría en una pérdida de representación en la Cámara de Diputados a partir del 10 de diciembre.
Lo vaticinó Arabia en declaraciones radiales: “Si piensan que esta elección fue mala, esperen a lo que va a ser ir desdoblados en provincias donde ni siquiera se hace pie, va a ser un desastre”.