Muchas personas tienen el hábito o costumbres de ordenar la ropa y el calzado por color, tamaño o gustos en el placar, pero, lo cierto es que lo que se debe buscar es la practicidad y, por eso, hay un método que nada tiene que ver con tener contenedores para las prendas, sino que, más bien es saber cómo llegar a generar espacios funcionales dentro del placard para cuando llegue el momento necesario poder hallar fácil, rápida y ordenadamente.
En este sentido, organizar el placard puede parecer una tarea sencilla, hasta que llega el cambio de estación. En ese momento, muchas personas recurren a las clásicas cajas plásticas o de cartón, como así también a las bolsas de consorcio para guardar ropa fuera de temporada, zapatos o accesorios. Pero, con el tiempo, ese orden se convierte, contrariamente, en desorden porque se pierde espacio, se acumula humedad y encontrar la prenda o calzado deseado se vuelve una tarea imposible que desorganiza lo que tanto tiempo llevó acomodar.
Entonces, la pregunta de rigor es ¿qué funciona de verdad para guardar las cosas en el placard y no desorganizarlo todo de nuevo al momento de encontrar el objeto deseado? Y La clave no está en guardar más, sino en organizar mejor. Para ello, no son necesarias las cajas y bolsas, sino que la personas encuentre la mejor estrategia a aplicar con el fin de lograr mantener el placard prolijo y funcional durante todo el año, sin depender de cajas ni bolsas que terminan escondiendo el desorden.
Justamente, las cajas y las bolsas generan más volumen y menos visibilidad de los objetos. Por eso, generan un problema en vez de acercar una solución, aunque parezcan útiles al principio y, crean inconvenientes tales como, por ejemplo:
* Ocupan mucho espacio.
* No se adaptan bien al tamaño del placard.
* Dificultan el acceso rápido a las prendas y el calzado guardado.
* No permiten ver el contenido sin desarmar todo.
* Fomentan la acumulación de objetos innecesarios.
Además, las bolsas plásticas pueden generar humedad y malos olores si no se ventilan correctamente. Mientras que las cajas apiladas muchas veces se transforman en obstáculos que impiden usar bien el espacio vertical.
Entonces, lo que realmente funciona para un placard ordenado todo el año es clasificar por categoría y frecuencia de uso las pertenencias. Para eso, la regla básica de la organización efectiva es guardar en un mismo lado lo que se usa en junto. Una opción practica es:
* Separar por tipo de remeras, pantalones, ropa interior, abrigos.
* Dividir espacios por frecuencia de uso diaria, ocasional, de temporada.
Esto permite ubicar todo en el lugar correcto y acceder más rápido sin perder tiempo ni desorganizando el placard.
Incorporar organizadores visuales es otra opción
* En lugar de utilizar cajas cerradas, una recomendación es usar separadores de estantes, cestos abiertas, colgadores múltiples o estantes extraíbles, lo que va a permitir visualizar más rápido las cosas y, mantener la lógica del orden sin desarmar nada.
Doblar la ropa de forma vertical
* El método de doblado vertical no solo ahorra espacio, sino que mejora la visibilidad y. es ideal para cajones o estantes bajos porque permite encontrar la prenda exacta sin desordenar las demás.
Optimizar el espacio vertical y las puertas
* Muchas veces el interior de las puertas del placard queda desaprovechado. En este caso, se pueden instalar ganchos, bolsillos colgantes o estantes finos para guardar cinturones, bufandas, o carteras.
Rotar la ropa de lugar dentro del placard
* En lugar de guardar la ropa de verano en cajas debajo de la cama, es mejor usar las zonas más altas o menos accesibles del placard para colocarla doblada, pero siempre a la vista.
Revisar las prendas cada tres o cuatro meses
* Un buen orden no se mantiene solo. Para eso, es importante poder programar el tiempo para hacer revisiones cada temporada, lo cual ayuda a descartar, donar o reacomodar lo que no se usa.
El orden no solo es visual, sino mental también
* Tener el placard ordenado no solo mejora la rutina diaria, también reduce el estrés visual y ayuda a tomar mejores decisiones al vestirse. La idea de ello no es llenarlo de objetos de organización, sino mantener una estructura práctica, sencilla y adaptable a las necesidades propias.
