Bolivia vivió este miércoles una nueva jornada de alta tensión política y social en la que murieron al menos dos policías y decenas de personas resultaron heridas durante un operativo de desbloqueo en Llallagua, en Potosí, en el suroeste del país.
Los incidentes fueron de tal magnitud que el presidente de Bolivia, Luis Arce, reafirmó la madrugada de este jueves que no renunciará a su cargo, comprometiéndose a restaurar la calma en el país mediante el uso de todas las facultades constitucionales disponibles.
Los enfrentamientos se produjeron cuando grupos afines al expresidente Evo Morales emboscaron a un contingente de efectivos policiales enviado para despejar una carretera troncal bloqueada en el occidente desde hace más de 10 días, según las autoridades.
El ministro de Gobierno, Roberto Ríos, informó a los periodistas el fallecimiento del subteniente Carlos Apata Tola, segundo uniformado muerto en la región minera de Llallagua. “Fueron vilmente asesinados por impactos de bala mientras cumplían su deber de proteger a la ciudadanía”, declaró.
Horas antes se había confirmado la muerte del subteniente Jorge Barrozo Rodríguez, del Grupo Delta de la ciudad de Oruro (oeste).
Su compañero, el capitán Daynor Miranda, resultó herido de gravedad y permaneció hospitalizado.
El viceministro de Régimen Interior Jhonny Aguilera calificó el ataque como una emboscada criminal, según informaciones de la agencia de noticias Xinhua.
“Este no fue un enfrentamiento. Fue una emboscada. Los policías actuaron con armas no letales, usando únicamente gases lacrimógenos”, aseguró Aguilera.
Imágenes difundidas por redes sociales muestran a varios policías siendo golpeados, autobuses incendiados y vehículos oficiales destruidos.
QUEMARON EL AUTOBÚS QUE LLEVABA AL EFECTIVO
Un autobús que transportó a efectivo al lugar fue quemado por los bloqueadores en medio del caos.
Al mediodía, el presidente Luis Arce había anunciado el despliegue de un conjunto de policías y militares para recuperar el control de las rutas troncales que conectan el occidente con el oriente del país.
“Hemos instruido, tanto a la Policía Boliviana como a nuestras Fuerzas Armadas, un operativo para desbloquear la carretera Oruro – Cochabamba”, declaró Arce desde la Casa Grande del Pueblo en La Paz.
Arce justificó la decisión en lo que denominó un “clamor popular” ante el impacto de los bloqueos en la economía.
“Estas medidas agravan la crisis, sobre todo para los sectores más vulnerables”, sostuvo, según informó la agencia de noticias Xinhua.
EVO MORALES SE DESPEGÓ DE LOS HECHOS
Evo Morales, por su parte, negó haber convocado directamente los bloqueos, aunque advirtió que las movilizaciones son “imparables”.
“Ojalá el Gobierno sepa atender la demanda y entender el pedido del pueblo”, declaró en radio Kawsachun Coca, desde Cochabamba, donde mantiene su base sindical.
Los grupos movilizados, ligados al ala más radical del expresidente, exigen su habilitación como candidato para las elecciones de 2025 y la renuncia del presidente Arce.
Por su lado, decenas de vecinos, agotados por el aislamiento, decidieron unirse al operativo policial de desbloqueo.
“Estamos atrapados desde hace más de una semana. No hay comida, no hay transporte, no hay trabajo. No queremos más violencia”, declaró un habitante a medios locales.
El impacto de los bloqueos va más allá de Potosí. Departamentos como Oruro (oeste) y Cochabamba (centro) también están afectados, interrumpiendo el tránsito terrestre y generando riesgo de desabastecimiento.
La Confederación de Transportistas y gremios comerciales advirtieron sobre escasez inminente de alimentos, combustibles y productos esenciales.