Celulosa Argentina, una compañía de más de 100 años que es la mayor fabricante de papel de la Argentina, oficializó este jueves ante la Comisión Nacional de Valores que debió paralizar dos plantas de producción, ante la crisis que la viene afectando, y que ya empezó a impactar sobre los pagos de salarios, es decir, el “capital de trabajo”.
Según supo Noticias Argentinas, informó a la CNV que paralizó sus fábricas ubicadas en la Provincia de Buenos Aires (Zárate) y en Santa Fe (Capitán Bermúdez), y que tiene un deuda cercana a los usd 130 millones.
Ante ese escenario, Celulosa busca un “socio o inversor” que ingrese al negocio y aporte capital.
Celulosa Argentina S.A. es una empresa argentina integrada desde el desarrollo forestal hasta la fabricación, comercialización y distribución de productos de alto valor agregado, explica la compañía en su web.
La empresa dijo que en estas plantas solo se realizan “tareas de mantenimiento menor, con el personal propio que no ha tomado vacaciones”.
“Esta situación obedece al marcado deterioro del capital de trabajo, como consecuencia del complejo contexto que atraviesa la empresa”, indicó.
Celulosa viene comunicando desde principios de abril las complicaciones que atraviesa.
La compañía está en la búsqueda de nuevos socios o inversores que permitan la recomposición de su capital de trabajo, viabilizando su continuidad operativa.
La empresa está controlada por Tapebicuá Investment Company, grupo integrado por los empresarios José Urtubey, Juan Collado y Douglas Albrecht. Urtubey es hermano del exgobernador salteño Juan Manuel Urtubey, y ocupó un alto cargo en la UIA hasta hace unos años.
Los Urtubey -una familia integrada por once hermanos- son uno de los clanes más ricos de Salta, con intereses en casi todos los rubros productivos de la provincia del norte argentino.
CÓMO ES EL DERROTERO DE CELULOSA ARGENTINA
Anteriormente, la empresa había anunciado que no podría hacer frente al pago de títulos de deuda, entre otras obligaciones. Alegó que su capacidad de generación de caja se deterioró por un conjunto de factores que incluyen una caída en el nivel de ventas superior a 30% en el mercado doméstico y un incremento en los costos fijos medidos en dólares.
En mayo, cayó en default y en junio, presentó una propuesta para reestructurar sus deudas con los acreedores, que todavía no logró cerrar. El plan incluye la postergación de pagos de capital por dos años, intereses de 3% en dólares y 5% en pesos, y la subordinación del cobro de US$ 21 millones por parte del accionista mayoritario.
También contempla, si no hay acuerdo, avanzar con un Acuerdo Preventivo Extrajudicial (APE) judicializado. En julio, Celulosa fue demandada por quiebra por uno de sus principales acreedores.
El declive se aceleró en abril, cuando contrató a VALO Columbus para diseñar un plan de reestructuración. Entre abril y junio, acumuló compromisos financieros por US$ 25 millones, con más de 56% de su deuda en el corto plazo y balances en rojo.
Reportó una pérdida de $ 38.769 millones, según su balance cerrado a febrero.