El ATP 250 que debía disputarse en Belgrado a comienzos de noviembre cambiará de sede y se mudará a Atenas, tras la decisión que tomó la familia de Novak Djokovic –propietaria de la licencia– en medio de la profunda tensión política que atraviesa Serbia.
En un comunicado oficial, los Djokovic explicaron que “a pesar del gran compromiso y los esfuerzos, no se pudieron garantizar las condiciones para la realización del torneo en la fecha y el formato previstos, por lo que se resolvió no celebrar la edición de este año en Belgrado”.
De forma inmediata confirmaron que la competición se mantendrá en calendario, pero en la capital griega, donde se jugará por primera vez.
El trasfondo es que Djokovic y el presidente serbio Aleksandar Vucic atraviesan su peor momento. El ex número 1 del mundo respaldó abiertamente las protestas estudiantiles contra la corrupción gubernamental y reclamó justicia por las 16 víctimas fatales del trágico episodio en la estación de trenes de Novi Sad, un caso que derivó en manifestaciones masivas.
Ese posicionamiento político de “Nole” detonó la ruptura definitiva con Vucic, quien había expresado que el tenista era el símbolo deportivo del país. La falta de respaldo estatal y un clima social de pura tensión terminaron por hacer inviable el torneo en suelo serbio.
La organización lamentó la mudanza, pero aseguró que “sigue comprometida con el desarrollo del tenis en Serbia y trabajará para que en el futuro vuelvan a celebrarse eventos profesionales en Belgrado”.
Sin embargo, puertas adentro se asume que la relación con el Gobierno está rota y que cualquier regreso dependerá de cambios políticos o de la recomposición del vínculo entre la familia Djokovic y la administración de Vucic.