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Los políticos argentinos no le temen al ridículo

Los gestos de la política en Argentina muestran el bajísimo nivel en el que están la mayoría de los protagonistas de la misma y dan cuenta de que la ambición personal es el único interés de muchos de los políticos. En Argentina está muerta la noción de servicio. Los políticos hacen lo que sea para no perder influencia y para, digamos todo, que no se corte la posibilidad de hacer negocios y vivir muy bien. Una prueba de eso es la patética foto de Milei en La Matanza rodeado de dirigentes ex PRO y peronistas, todos con un buzo violeta, que los hacía parecer heladeros, y con un cartel de kirchnerismo Nunca Más usando el logo que viene del libro de la Conadep y que remite a las palabras finales del fiscal Strassera en su alegato final del juicio a las juntas. Seguramente buscaban provocar con ese logo. Los políticos argentinos no le temen al ridículo. El jefe de turno les ordena ponerse un buzo de heladero y un cartel provocador y todos obedecen porque saben que si no lo hacen pueden perder su puesto y eso es lo único que les interesa. La mayoría ha perdido la dignidad y se someten a todo tipo de escarnio para seguir en el candelero.

La gran responsable del embrutecimiento político argentino es CFK y mientras algunos se sacan fotos la única preocupación que tiene ella es que le saquen la tobillera electrónica y poder hacer reuniones. Esa es la preocupación de la lideresa que olvida que tiene un privilegio y que muchos desearíamos que le saquen la tobillera y que vaya a una cárcel común, que es donde debería estar, después de romper un país. El peronismo está lleno de políticos “renovadores” como Juan Manuel Urtubey que anunció su candidatura por el kirchnerismo. El espíritu democrático y republicano se les agota cuando pierden influencia y ahí vuelven rápido a ponerse a las órdenes de la condenada.

El PRO hizo un acuerdo en la ciudad que la enorme mayoría de sus seguidores repudia. La jefa del acuerdo es Karina Milei y su operadora Pilar Ramírez es una ex camporista. Ahora nos enteramos que la hermana Karina veta candidatos del PRO. No solo les dieron dos lugares en la lista, además tienen que ser del agrado de la hermana del presidente. Todo da pena y un poco de vergüenza ajena.

Milei da un discurso electoral por cadena nacional. La cadena nacional es para situaciones sumamente importantes. En todos los países es igual. Usarla en modo electoral o para decir tonterías es algo que hacía CFK o Chávez en Venezuela. Es, además, una antigüedad de cuando había pocos canales. Luchar contra la casta usando herramientas que pretenden obligar a los ciudadanos a escuchar al presidente es profundamente anti liberal. En el discurso Milei dice que quiere penalizar a diputados que aprueben cosas que incurran en déficit fiscal. Estamos de acuerdo en que la lucha contra el déficit es prioritaria, pero es el gobierno el que debe elaborar el presupuesto y no hay que olvidar que el poder legislativo es otro poder. Milei debería poder ver que la gente de su bloque tiene mayoría de chicas tontas que no pueden negociar nada, por su tontería, y el kirchnerismo se siente cómodo desestabilizando al gobierno. El presidente se cansó de mandonear de forma ordinaria a mucha gente que quería ayudar y ahora se ven las consecuencias.

Cuando se habla de “terminar con el kirchnerismo” se trata de ganarles las elecciones y de cambiar de raíz las prácticas decadentes del kirchnerismo. Cambiar la política y que la imbecilidad kirchnerista se cambie por otra imbecilidad no parece ser lo que muchos argentinos apoyaron. En eso tiene que pensar el gobierno y buena parte de la política. Lo que va a pasar es que cada vez menos gente irá a votar. Así se deteriora la democracia.