La tenista argentina Nadia Podoroska (247°) dio detalles de las lesiones que la mantienen alejada de la actividad profesional desde enero de este año e hizo un repaso de lo que va de su exitosa carrera en el tenis profesional.
En declaraciones a la Agencia Noticias Argentinas, la jugadora de 28 años, que alcanzó el 36° escalón del ranking WTA en 2021, afirmó que la lesión en el tendón del hombro derecho “se está haciendo difícil de llevar” por la poca evolución que nota, aunque aseguró no haber perdido la motivación de volver a competir y que sus objetivos son dejar de sentir dolor en la vida diaria, para luego poder volver a entrenar con normalidad y volver a “jugar en el alto nivel”.
Además, la rosarina comentó que representar a la Selección, algo que hace desde 2014, es “un sueño cumplido y un orgullo”, recordó la explosión con su inolvidable Roland Garros en 2020, destacó la actualidad de las argentinas Solana Sierra y Lourdes Carlé, hizo mención de la importancia que le da a la meditación y cuestionó la desigualdad entre los torneos masculinos y femeninos que se organizan en Sudamérica.
El siguiente es el detalle de la entrevista con NA:
¿Cómo viene la actualidad de tu lesión?
Nadia Podoroska: Actualmente tengo una lesión en el tendón del hombro derecho y me estoy haciendo algunos tratamientos para tratar de regenerarlo. No vengo teniendo mucha evolución, aunque me han dicho que es una lesión chiquita pero, al ser un tendón, lleva tiempo recuperar. El proceso viene siendo muy lento, no estoy pudiendo jugar ni agarrar la raqueta y, al no haber evolución, no sé en qué etapa estoy, pero digamos que es muy inicial.
NA: ¿Cómo fue que te lesionaste la cadera y el hombro?
NP: La lesión en la cadera ya la tengo hace tiempo, en su momento me llevó a una lesión en el isquiotibial derecho. Eso ya me había pesado un poco en la pretemporada y lo fui llevando, pero se ve que no estaba lista para competir en un partido. Ya en el primer partido que jugué este año, en el Australian Open, quedé muy dolorida y molesta, y no me pude recuperar para los siguientes torneos. La del hombro derecho fue más que nada por el gesto repetitivo que hacemos los tenistas de golpear por encima de la cabeza, en un momento estaba haciendo el gesto de un smash y sentí un pinchazo.
NA: ¿Cómo entrenas actualmente? ¿Qué ejercicios o tratamientos estás haciendo para recuperar?
NP: Hoy entreno todos los días, haciendo parte de kinesiología y parte de físico. Al no poder usar el hombro y tenerlo tan dolorido, de momento no puedo hacer desplazamientos en cancha, apenas pueda los voy a empezar a hacer. Hoy me baso principalmente en la prevención, el fortalecimiento de las caderas y la zona media, la fuerza de piernas y la parte aeróbica. En cancha hace dos meses que no puedo hacer nada.
NA: Tuviste otras dos ausencias largas en el circuito, en 2017 y 2021. ¿Cómo comparas esta inactividad con las anteriores y cuánta motivación tenés para volver, aunque tengas que jugar torneos más chicos?
NP: Creo que, comparado con los otros parates que tuve, este es el más duro, porque se encadenaron dos lesiones, una atrás de la otra. Paré a principio de año por el dolor en la cadera, pensando que iban a ser un par de semanas, pero van siete meses y acá sigo. Esa es la parte que más se me está haciendo difícil llevar, sumado a la incertidumbre de cuando puede ser un posible retorno. Con respecto a la motivación, eso no es algo que esté pensando hoy, porque mi primer objetivo es sacarme el dolor del hombro en la vida diaria, y después poder volver a agarrar una raqueta. No creo que sea un problema jugar torneos más chicos porque amo lo que hago y disfruto mucho jugar, además de que son el camino a recorrer cuando una vuelve de una lesión, aunque obviamente mi objetivo es jugar en el alto nivel.
NA: Llevas 7 meses sin poder competir y la evolución viene bastante lenta. ¿En algún momento pensás o pensaste en el retiro?
NP: No de esa manera, pero se me han cruzado pensamientos de decir “¿Y si no puedo volver a jugar?” o “¿Y si me recupero de hombro y me aparece otra molestia?”, pero no me engancho mucho con eso porque sé que son pensamientos intrusivos, que vienen de proyección a futuro. Aunque estar entrenando todos los días como si estuviera compitiendo pero no poder jugar es muy duro, no perdí las ganas de jugar al tenis.
NA: ¿Cómo fue tu primer acercamiento con el tenis? ¿Qué edad tenías?
NP: Mi papá jugó muchos años al pádel, y cuando era chica en mi casa seguíamos a la Legión, que estaba en su auge, con mis papás. Yo a los cuatro años le dije a mi mamá que quería jugar al tenis, fue algo que nació de mí. A esa edad me incentivaban a que haga deporte y tenga una vida activa, además de que me lo habían recomendado por un problema que tenía en los pies. También, en el camino que hacíamos de mi casa al colegio, pasábamos por unas canchas, así que capaz eso me empezó a llamar la atención.
NA: ¿Cómo fue tener que empezar a viajar a Europa a los 15 años? ¿Qué sacrificios tuviste que hacer?
NP: Cuando yo tenía 15 años no había tantos torneos en Sudamérica como hay ahora, y yo estaba en Europa desde marzo hasta septiembre u octubre. Tenía una base de amigos y conocidos que entrenaban allá, así que estaba todo el tiempo con ellos, más que nada en España y después viajaba para el resto de los países. Tenía la necesidad de estar en Europa porque, si volvía a Argentina, capaz estaba tres meses sin competir. Fue una época que me ayudó mucho para entrenar doble turno y hacer viajes largos, además de en el lado profesional me empezó a ir bien: a los 14 saqué mi primer punto WTA y a los 16 gané mi primer Future. En el lado de los sacrificios, tuve que dejar el colegio presencial y continuarlo a distancia, con un convenio que tenía la AAT con el Ejército Argentino para poder continuarlo, y en lo personal me sentía un poco sola. Es fundamental que los adolescentes tengan un círculo social que, como dejé de ir al colegio presencial y me pasaba todo el día entrenando, sentía que me faltaba.
NA: En 2014 ganaste cuatro de tus primeros cinco títulos, subiste casi 400 puestos en el ranking y debutaste con la Selección argentina. ¿Eras consciente, en ese momento, de todo lo que ibas logrando?
NP: Creo que era ir cumpliendo los objetivos que tenía en ese momento, me di cuenta que había hecho un clic en la madurez a la hora de encarar los partidos. Gané dos torneos seguidos en Lima y me llegó el mensaje de “Majo” Gaidano, que en ese momento era la capitana, de que estaba convocada a la Selección. Obviamente para mí era un sueño representar a Argentina en la copa más importante (la Fed Cup, actualmente llamada Billie Jean King Cup). Ya lo había hecho en los Sudamericanos, pero para mí fue un premio a lo bien que me estaba yendo.
NA: ¿Cómo fue debutar en un Grand Slam en el circuito profesional?
NP: Es el lugar a donde todos y todas los tenistas queremos llegar. Trabajás y entrenás toda la vida para vivirlo y llegar a ese nivel, así que es un momento de mucha satisfacción, pero a la vez un desafío. Es muy importante no conformarse con llegar y empezar a sentirse parte, para poder dar lo mejor de una en un nivel en el que todos juegan muy bien. Son muy importantes por ser tan pocos al año y tienen muchas diferencias con los demás torneos, en cuanto a puntos y economía, así que son torneos en los que se juega todo.
NA: ¿Cómo te trató la vuelta al tenis pospandemia después de estar cinco meses sin jugar?, ¿Sentís que influyó con tu ascenso posterior en el ranking o simplemente coincidió?
NP: Es difícil saberlo exactamente. Tuve la suerte de poder entrenar durante toda la pandemia porque estaba en Argentina y me mudé, a propósito, a una casa que tenía cancha de tenis. Me acuerdo que en los primeros meses del año me había ido muy bien y estaba en otro momento de cambio de nivel, como en 2014, entonces estaba muy motivada para entrenar, además de que de por sí me gusta entrenar y mejorar. Normalmente en el tenis no tenés la posibilidad de parar, entrenar y hacer físico, siempre estamos contando las semanas para competir, entonces me vino muy bien, también para estar en Argentina. Creo que la confianza que traía y todo el entrenamiento que pude hacer influyó en esa semifinal de Roland Garros y ese fin de año en el que me fue muy bien.
NA: Estamos a casi cinco años de esa semifinal de Roland Garros 2020, ¿Cómo definís hoy todo lo que viviste en esa quincena y en los meses siguientes?
NP: Lo defino como una explosión de todo el trabajo que venía haciendo en los años anteriores. Sin duda que fue el mejor resultado de mi carrera y fue una catapulta, porque ni siquiera fue un salto (risas) al alto nivel y al circuito más grande. Después de esos resultados jugué casi todos los cuadros principales de los Masters 1000 y todos los Grand Slams. Los meses siguientes fueron de aprendizaje, porque realmente conocí lo que es el Tour de los más grandes: tener que jugar todos los Masters 1000 y ser sembrada de un torneo 250, cuando antes jugaba las qualys. Era muy raro todo, pero para mí esas semanas fueron de mucha satisfacción y la muestra de que todo lo que una trabaja y entrena tiene su recompensa.
NA: ¿En ese momento valoraste haber llegado a la semifinal o sentiste el vacío de no haber podido seguir?
NP: Creo que lo valoré mucho en ese momento. Antes de ese Roland Garros, si me decían que entraba al cuadro principal y perdía en primera ronda, yo aceptaba. Fue mi segundo cuadro de Grand Slam, estaba lejos de mis objetivos reales en ese momento. Aunque pienso que me hubiera gustado estar del otro lado del cuadro y jugar con Iga Swiatek en la final, y no en la semi, porque creo que con las otras rivales (Sofia Kenin y Petra Kvitova) tenía más chances, pero son pensamientos que no tienen mucho sentido.
NA: Te tocó jugar con Iga Swiatek, que después terminó siendo campeona de ese y otros tres Roland Garros.
NP: Sí, eso los que estábamos dentro del circuito lo veíamos venir. Ella tiene una manera de jugar muy de polvo de ladrillo, su bola tiene mucho peso y hace mucho daño. A mí me sorprendió un poco su adaptación para jugar en dura, o hace poco que ganó en Wimbledon. Eso habla de una evolución constante de su juego.
NA: De un momento al otro, todo el país y todo el mundo conocía tu nombre. ¿Cómo fue esta situación? ¿Sentís que te apabulló en algún momento o la pudiste transitar sin problemas?
NP: Para mí en un momento fue demasiado, yo no soy muy extrovertida y no estaba acostumbrada a que la gente me reconozca. Creo que vivir en España mucho tiempo me ayudó a vivirlo un poco más de lejos, pero me tuve que acostumbrar en ese momento a que la gente me reconozca, que era totalmente extraño para mí y no sabía cómo reaccionar. Pero bueno, son cosas que nos exceden completamente.
NA: ¿Qué significa para vos representar a la Selección, y hacerlo desde tan joven?
NP: Para mí es el combo de las dos cosas que más me gustan: hacer mi carrera jugando al tenis y al mismo tiempo representar al país. De chica veía por televisión a tantos atletas llevando la bandera, yo que vi todos los Juegos Olímpicos desde que tengo uso de razón, que representar a mí país en lo que hice toda mi vida y que mejor sé hacer es un sueño cumplido. Es una combinación de satisfacción y orgullo y cada vez que me ha tocado lo valoré mucho, porque de chica era uno de mis objetivos.
NA: ¿Qué te generó ser parte de un Juego Olímpico?
NP: Es algo muy fuerte a nivel emocional, cuando estás ahí te sentís parte un equipo, muy acompañada y apoyada. Para mí era un sueño participar de un Juego Olímpico y vivir una villa olímpica. Creo que es como el Disney de los deportistas, por el simple hecho de estar parada ahí dentro y ver a todo el mundo con los trajes deportivos de cada país, es algo muy lindo.
NA: ¿Qué te representó tu debut en Tokio 2020 y después jugar en París 2024, sin las restricciones pospandemia?
NP: Tokio, que fue mi primera experiencia, fue algo particular, porque al estar en pandemia no podíamos estar mucho en contacto y no había público, entonces no estaba ese espíritu. París fue totalmente diferente, y más para los argentinos (risas), pero si hubiese jugado sólo Tokio estaría contenta igual, por cumplir el objetivo de jugar unos Juegos Olímpicos. En París se agregó la efusividad del público, que en el tenis no estamos muy acostumbrados, pero es parte de la competencia.
NA: ¿Molestaba el resentimiento del público en Paris?
NP: En mi caso particular no lo sentí tanto, y eso que jugué contra una francesa (Diane Parry), pero había ido a ver al Rugby 7 y me impresionó. De hecho ese partido fue antes que los míos y pensé: “me tengo que mentalizar, porque me van a bastardear”. En otros partidos de dobles argentinos, que ni siquiera jugaban contra franceses, vivieron lo mismo. Se notaba ese resentimiento.
NA: En tu carrera tuviste la chance de jugar, y ganarle, a rivales como Serena Williams y Elina Svitolina, ¿Se aprende algo de enfrentarlas y qué sensación te da haberles podido ganar?
NP: Siempre jugar con rivales de tanto nivel demanda la mayor concentración y enfoque. En mi caso sentía que tenía que estar en mi mejor nivel todo el tiempo y no podía caer, porque en cualquier momento podían resurgir. La sensación es de satisfacción porque son personas que una ve por la televisión, especialmente Serena. Para mí enfrentarla fue un gran desafío porque yo pensaba que, por la edad, cuando yo llegase al alto nivel ella ya no iba a estar, pero la agarré justo sobre el final. Fue un desafío jugar como si fuese cualquier otra persona y tener esas ganas de ganarle, por suerte me pude mantener concentrada y hacerlo.
NA: ¿En algún momento pensás en que sos la tenista argentina que mejor ranking ha tenido desde 2010 o preferís evitarlo?
NP: No lo sabía. Creo que está bueno el dato, pero no es algo que me cambie en el día a día. Ojalá yo lo pueda mejorar y muchas jugadoras argentinas lleguen todavía más alto. Creo que tenemos mucho que mejorar, porque muchas jugadoras tienen talento pero nos faltan recursos, que les sacan la posibilidad de llegar alto. Creo que cambiando algunas cosas y fomentando puede haber más jugadoras en lo más alto. Ojalá que la mejor sea yo, pero que también haya más jugadoras (risas).
NA: Solana Sierra tuvo una situación comparable con la tuya hace poco, en Wimbledon. ¿Qué opinás de ella y otras jugadoras como Lourdes Carlé, que están asentándose en el top 100?
NP: Lo de Solana fue impresionante. En ese momento estaba peleada con el tenis, pero vi algunos partidos de ella y fue increíble ver como afrontó las situaciones contra jugadoras de tanto nivel y en una superficie tan ajena a nosotros, los argentinos, aunque ella había tenido experiencia en Juniors. Creo que hacerlo en Wimbledon le da “un punto más”, sorprendió por ese lado. Hace tiempo que viene jugando muy bien y ojalá pueda aprovechar esta experiencia y valorar donde está.
Con Lourdes he compartido bastante en la United Cup este año y en los Juegos Olímpicos de París. El año pasado se metió al top 100 y ganó muchos partidos, también le fue bien en los Masters 1000. Está habiendo más jugadoras argentinas en el top 200 y creo que es fundamental para que haya una base más grande.
NA: En lo que va del año hubo 38 torneos masculinos en Sudamérica, mientras que femeninos fueron solo 14. ¿Qué opinión te genera esto?, ¿Sentís que influye en la diferencia entre hombres y mujeres sudamericanos que entran al top 100?
NP: No tengo dudas de que esa en la gran diferencia. De hecho cuando hicieron el circuito Dove Men Care, hace algunos años, un montón de argentinos se metieron en el top 100 y no es que antes no tuvieran talento, sino que consiguieron oportunidades más cercanas. Eso falta en el tenis argentino femenino, y también hay una carencia a nivel de entrenadores y entrenadoras que conozcan el circuito femenino, porque están más acostumbrados a entrenar hombres. Se entrena de la misma manera, aunque en la forma de encarar los partidos y el tema físico tengamos mucha diferencia. Creo que es algo que se puede mejorar, aunque la principal diferencia es la cercanía de los torneos, para no tener que pasar cuatro o cinco meses en Europa buscando jugar la mayor cantidad de torneos posibles para amortizar el pasaje.
NA: Hablás de las oportunidades y la falta de recursos, ¿Te imaginás en algún momento con un rol dirigencial en el tenis?
NP: No es algo que haya pensado, la verdad. Aunque desde el año pasado estoy en la comisión de atletas del Comité Olímpico, porque me interesa ver desde adentro cómo es la toma de decisiones, las jerarquías y estar más cerca de toda esa información, que cuando sos atleta estás muy lejos. También creo que el tenis no está tan familiarizado con el olimpismo, al ser un deporte individual, y me surgió la curiosidad de aprender.
NA: Hace algunos años estás trabajando mucho en la meditación, ¿Qué lugar ocupa esto para vos, principalmente en un momento de inactividad, en el que la mente puede estar intranquila?
NP: Desde que lo empecé a trabajar, con Pedro Merani, hubo un cambio en mi vida, por lo importante que es tener consciencia de lo que una piensa, siente y cómo lo expresa. Esa autogestión es muy importante en el tenis, porque hay que tomar decisiones muy rápido, y con tantas emociones en el medio. Para mí hay un mundo nuevo, de decir “esto se puede entrenar, aprender y modificar, no estoy condenada por mis pensamientos”, y es muy importante saber que los puedo gestionar para que me conduzcan a un lugar mejor. Ya no trabajo más con Pedro, pero hago terapia y le doy mucha importancia, más en un momento delicado como el actual, en el que no puedo jugar y enfrento muchas frustraciones y angustias. Es una parte que me ayuda mucho, el ser consciente y poder hablarlo.
NA: ¿Cuántas veces volvés a Rosario en un año y que sentís cuando volvés?
NP: Normalmente es una vez al año, o como mucho dos. Para mí Rosario es mi casa, mis papás y mis hermanos viven ahí. Siempre digo que cuando llego a Rosario siento que tengo una mochila atrás y se me va, es un alivio de saber que estoy en casa y saber que, si me pasa algo, levanto el teléfono y alguien viene. Es muy lindo y acogedor para mí, como voy tan poco me gusta ver la evolución que va teniendo la ciudad y ver el verde de los parques, porque en España vivo en Alicante, que es muy árido.
NA: En el aspecto que quieras, ¿Qué significa ganar para vos?
NP: Ganar es un premio por solucionar los problemas que una tenía, o sobrellevar una situación. No es que si perdés vas mal, eso seguro, pero por lo menos en el tenis, ganar te da la posibilidad de avanzar y volver a jugar. Creo que es un premio a venir haciendo las cosas bien y, en su defecto, que tenés otra posibilidad de hacerlo mejor.