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Los jugadores chilenos de Independiente repudiaron la violencia en Avellaneda

La brutal noche de violencia vivida en el estadio Libertadores de América – Ricardo Enrique Bochini en el encuentro entre Independiente y Universidad de Chile por la Copa Sudamericana dejó no solo heridos y un partido suspendido, sino también testimonios cargados de dolor de quienes estuvieron dentro del campo.

Uno de los más contundentes fue el de Felipe Loyola, futbolista chileno que viste la camiseta del “Rojo”, quien expresó en sus redes sociales sentirse “destrozado” por los incidentes que empañaron el duelo ante la “U” por el torneo continental.

Loyola, integrante también de la selección chilena, manifestó su incredulidad por lo vivido en Avellaneda: “Una pena gigante, todavía no creo lo que vi hoy”.

En su descargo, fue tajante contra la violencia y crítico con el operativo policial: “No puede tolerarse este nivel de violencia. La seguridad policial no sé dónde estaba”.

Con un cierre reflexivo, aseguró que lo ocurrido “no es el fútbol” y remarcó que “el deporte no es violencia”, dejando un mensaje que rápidamente se viralizó por la crudeza de su experiencia como jugador y compatriota de la parcialidad visitante.

A las palabras de Loyola se sumó su compatriota y compañero de equipo, Pablo Galdames, quien también se mostró conmocionado por lo vivido: “Hoy lo deportivo y el color de las camisetas pasan a segundo plano. Lo más importante es la salud de la gente que está con riesgo vital”, en referencia a la gran cantidad de heridos derivados a hospitales cercanos.

En la misma línea, agregó: “Nunca tendremos derechos sobre uno, nunca seremos los mejores ni más importantes que el de al lado por usar una camiseta con diferente escudo”.

Galdames además instó a las autoridades a tomar medidas concretas para evitar que se repitan episodios de este calibre: “Que este lamentable incidente llame la atención de las autoridades, y que la gente que organiza se haga responsable de toda la situación. La violencia no se calma con más violencia. Lo que vivimos hoy no se puede volver a repetir nunca más”, dejando en claro su rechazo absoluto a lo ocurrido en la tribuna Sur Alta del estadio.

Mientras tanto, los hechos dentro del campo derivaron en la cancelación definitiva del partido. A los dos minutos del segundo tiempo, el árbitro Gustavo Tejera detuvo el juego al no contar con garantías de seguridad, en medio de la presión de Conmebol por reanudarlo.

Sin embargo, la violencia escaló con proyectiles, pedazos de mampostería y bombas de estruendo cayendo sobre la parcialidad local y posteriormente la barra del “Rojo” yendo a buscar a los hinchas rivales, lo que selló el destino de la noche: el partido nunca se reanudó y lo deportivo quedó totalmente en segundo plano.