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Aseguran que una familia tipo necesita casi cuatro salarios mínimos para no caer bajo la línea de pobreza

Una familia tipo en la Argentina necesitó en julio casi cuatro salarios mínimos para cubrir el costo de la canasta básica y no caer bajo la línea de pobreza, según reveló un informe del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA-CTA).

El último dato disponible de la Canasta Básica Total (CBT) informado por el INDEC, correspondiente al séptimo mes del año, arroja un valor de $1.149.353 para un hogar de cuatro integrantes, compuesto por un varón de 35 años, una mujer de 31 años, un hijo de 6 años y una hija de 8 años.

El Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) de julio se ubicó en $317.800, por lo que durante dicho mes hicieron falta casi cuatro salarios para hacer frente a la canasta que contempla el consumo mensual de alimentos más bienes y servicios.

Al analizar el escenario reflejado, desde CIFRA sostuvieron que “la comparación entre el salario mínimo y las líneas de pobreza y de indigencia revela una situación incluso peor que la del año 2001”.

En este marco, cuestionaron la gestión del presidente Javier Milei asegurando que “la brutal devaluación que marcó el inicio de la política económica del gobierno de Milei provocó una pérdida de alrededor de 30% en el poder adquisitivo del Salario Mínimo Vital y Móvil”.

En esa línea, el reporte expuso que “la pérdida sufrida durante este gobierno se acumula con retrocesos previos, por lo que el salario mínimo se ubicó en agosto de 2025 en un nivel real que resulta 43,4% más bajo que en noviembre de 2019, al final del gobierno de Cambiemos y 56,7% menor que noviembre de 2015”.

De acuerdo a los cálculos realizados para el estudio, estimó que “si el salario mínimo no hubiese perdido poder de adquisitivo a lo largo de esta década, superaría actualmente los $740.000”.

En este contexto, remarcó que “esta fuerte reducción ha debilitado la relación entre el salario mínimo y los salarios efectivamente pagados: representa en la actualidad menos de una quinta parte del salario promedio de los trabajadores registrados del sector privado”.

Con este retroceso, desde el área investigativa de la CTA advirtieron que “el valor real del salario mínimo es inferior al que rigió durante la mayor parte de la década de 1990 y en la crisis final del régimen de Convertibilidad, marcando un retroceso histórico en su capacidad para reducir la desigualdad”.