La estructura del Gobierno nacional, en reiteradas oportunidades, ha sido escenario de figuras poco visibles pero de enorme peso a la hora de definir el rumbo de la política económica. En los meses recientes, uno de esos nombres se impuso con fuerza inusitada en el corazón de la gestión de Luis Caputo: Martín Maccarone, ingeniero industrial y empresario de la construcción, es hoy el hombre clave detrás de la planificación, definición, supervisión y adjudicación de la obra pública a nivel nacional.
TRAYECTORIA PROFESIONAL Y SALTO A LA GESTIÓN
Martín Maccarone es egresado del ITBA, donde se formó como ingeniero industrial, y completó su capacitación profesional con una maestría en finanzas en la Universidad del CEMA. Su carrera comienza en las finanzas internacionales –tuvo un paso por Merrill Lynch– y rápidamente se orientó a la actividad empresaria al frente de Coinsa Construcciones S.A., la compañía familiar con fuerte presencia en desarrollos residenciales y comerciales de alto perfil: Paseo Gigena, Shopping Soleil, Norcenter, Showcenter Haedo y Patio Bullrich, todos proyectos relevantes en el Gran Buenos Aires.
Desde 2024, la carrera privada de Maccarone quedó formalmente interrumpida por su desembarco en la función pública nacional, de la mano del ministro Luis Caputo y con el respaldo explícito del asesor presidencial Santiago Caputo. A partir de ese momento, pasó a comandar la Secretaría Coordinadora de Infraestructura en el Ministerio de Economía, espacio desde donde absorbió áreas vitales como Obra Pública, Transporte, Vivienda y Hábitat. Esta reorganización, producto de la disolución del ex Ministerio de Infraestructura, colocó a Maccarone en la primera línea técnica y política del gabinete económico.
EL “FUNCIONARIO FANTASMA” Y EL VERDADERO PODER
La prensa lo definió como el “funcionario fantasma” por su bajo perfil mediático y limitada exposición pública; sin embargo, en los pasillos del ministerio, su influencia es notoria. Maccarone no solo coordina técnicamente todas las licitaciones y proyectos de infraestructura del Estado nacional, sino que además es quien intermedia directamente entre los decisores políticos y los grandes actores empresariales del sector constructor.
Es este rol estratégico el que transforma a Maccarone en un “vendedor” e intermediario de decisiones clave dentro del aparato económico. Reporta de manera directa y permanente a Luis Caputo, a quien libera del seguimiento cotidiano de cada expediente, y articula sin intermediaciones los criterios de adjudicación, plazos, características y modalidades de los llamados a licitación nacional. Muchos actores del sector lo consideran el “filtrador” esencial de proyectos y el verdadero motor detrás del reparto de fondos y prioridades para la obra pública.
GRADO DE INFLUENCIA Y CONFLICTOS DE INTERÉS
El poder de Maccarone reside en su capacidad para definir, negociar y ejecutar la política de infraestructura. Este dominio ha despertado preocupación entre empresarios del sector y la clase política, tanto oficialista como opositora. Medios especializados y dirigentes han señalado la superposición de sus vínculos privados con la función pública, especialmente en relación a la concesión del Paseo Gigena y a sociedades compartidas con empresas cercanas a Luis Caputo. Sin embargo, hasta el momento no pesan sobre él causas judiciales ni se han formalizado denuncias penales por corrupción.
El diseño institucional implementado por Caputo otorga a Maccarone poderes inéditos en la historia reciente de la administración nacional: supervisa y valida todos los contratos de infraestructura, centraliza aperturas de licitaciones, controla tiempos y destina partidas junto al reducido núcleo directivo de Economía. Su influencia se extiende incluso al análisis de nuevos fideicomisos y fuentes de financiamiento público-privado, así como a la redefinición de requisitos para la presentación de oferentes en licitaciones nacionales.
UN INTERLOCUTOR VALIDADO EN TODA LA OBRA PÚBLICA
Para el empresariado, los gobiernos provinciales y hasta otros funcionarios nacionales, el nombre de Maccarone se volvió sinónimo de gestión y acceso. “Nada se mueve sin su visto bueno”, sintetizan colaboradores directos del ministerio. Es habitual que sea el propio secretario quien reciba a potenciales inversores, revise modelos de financiamiento y modifique criterios técnicos en función del contexto macroeconómico.
Las decisiones estratégicas sobre las prioridades del plan federal de infraestructura, la reorganización del flujo de fondos y la asignación de los recursos del Fogar (Fondo de Garantías Argentino) encuentran en Maccarone al operador efectivo, capaz de “vender” internamente las mejores opciones y construir consensos en el gabinete económico alrededor de cada proyecto.