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¿Por qué el cuidado a las personas mayores se incrementó y mejoró en este último tiempo?

Los ciudadanos, en su mayoría, sostienen ciertos prejuicios sobre eventuales maltratos que podrían padecer las personas mayores alojadas en geriátricos o residencias de larga estadía (RLE), sin embargo, los avances en la concepción de cómo enfrentar esta etapa de la vida y los cuidados adoptados desde la geriatría moderna desbaratan esa imagen y ponen el foco en el cuidado de la dignidad integral de las personas internadas.

Según indicó el informe enviado a la agencia Noticias Argentinas, las residencias gerontológicas, en el imaginario social, solían ser portadoras de algún tipo de imagen negativa asociada a conceptos como abandono, dependencia, enfermedad, aislamiento y falta de proyectos institucionales que consideran al adulto mayor alojado en una RLE como un sujeto pleno para el goce de sus derechos.

La premisa del Programa se sustenta en garantizar una vida digna para todos y todas las personas que habiten una residencia desde un enfoque multidisciplinario, y si bien está orientado a responsables y gestores de políticas públicas para adultos mayores, los destinatarios finales son todas las personas albergadas en ellas.

Entre los objetivos propuestos por el PICSPAM, para el periodo 2023-2030, se destacan políticas públicas para crear “espacios de aprendizajes sobre la aplicación de medidas de buena gestión, inclusivas, igualitarias y no discriminatorias; el impulso de un sistema de cuidados a largo plazo con enfoque comunitario; la identificación de situaciones que generan exclusión, vulnerabilidad y discriminación hacia los adultos mayores; la contribución para una mejor percepción social de la vejez como una forma de combatir el edadismo; el empoderamiento de los adultos mayores y la divulgación masiva de los derechos de las personas de esta franja etaria”.

Los profesionales consultados coinciden en afirmar que sobre este tipo de problemáticas están trabajando fuerte algunos organismos públicos y las instituciones privadas dedicadas a proveer este tipo de servicios de albergue, cuidado y cobijo porque la erradicación de vestigios de este sistema de cuidados gerontológicos, así como de los prejuicios de los potenciales usuarios o sus familiares, es vital para terminar de consolidar una mirada y una atención amorosa y profesional.

DOS PARADIGMAS DE ATENCIÓN

Los especialistas afirman que hay dos paradigmas para la atención y cuidado de las personas mayores en las RLE. Una es la que impera el Modelo Asilar, una forma de atención asistencialista que se ocupa de proveer necesidades básicas como alimento, sueño e higiene, “congruente con una ideología institucional de una vejez incapaz”, aseveró Débora Gargaglione, psicóloga institucional de Edificio Manantial.

“Suelen ser instituciones asociadas a perfiles de pacientes donde se brinda escasa atención a las individualidades, con sistemas de atención verticalista, estrictos y en los que se observa pasividad, despersonalización y escasa participación o interrelación entre las personas alojadas”, señaló la licenciada.

Mariela Bianco, integrante del Centro de Envejecimiento Activo y Longevidad de la Universidad Isalud, agregó que “en el Modelo Asilar, las personas mayores eran destinatarias de beneficios o de actos de caridad. El paradigma de Atención Integral, en cambio, surge a partir del enfoque de considerar a las personas mayores como sujetos de derecho. En este contexto se pone en práctica el modelo de atención centrado en sus necesidades particulares. Si bien aún coexisten ambos modelos, el asilar tiende a desaparecer, más aún luego de la pandemia de coronavirus”.

“Lo que sí es seguro es que, desde esta última concepción de atención, muchas residencias pueden transformarse en un hogar para la persona adulta mayor, un espacio donde se puedan optimizar las oportunidades de su bienestar físico, social, mental, espiritual tal como lo expresa la Convención Interamericana sobre la protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores”, advirtió Gargaglione, quien recordó que este modelo se remonta a la psicología Humanista de Carls Rogers y su Terapia centrada en el paciente.

Shalom subrayó que ejemplos de este cambio ya se expresan en ámbitos como los congresos de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría (SAGG) con alcance federal, los programas de formación de universidades, la Ley de CABA que incorpora auditorías anuales con enfoque de Atención Centrada en la Persona, los estándares de calidad impulsados por PAMI, y los reconocimientos de calidad del Ministerio de Salud de la Nación.

Finalmente, en la actualidad, las personas que llegan a las residencias por diversas circunstancias, el sistema tiende a atenderlas desde una perspectiva de derechos humanos.