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El RIGI no aprobó un solo proyecto de infraestructura y obra pública: el área que maneja Martín Maccarone

Desde que su amigo y socio en el sector privado, el actual ministro de economía Luis Caputo, lo puso a coordinar el área de infraestructura que abarca concesiones y obras públicas en todo el país, uno de los principales reclamos de los gobernadores, que no pueden creer la parálisis en infraestructura vital para el desarrollo económico, es que Martín Maccarone haga honor a su nuevo apodo “el fantasma”, como se lo conoce en voz baja entre empresarios de la construcción y los sindicatos de trabajadores que involucran a la actividad.

Porque es uno de los tres secretarios coordinadores de Luis Caputo con más responsabilidades en un ministerio que reúne toda la actividad económica y financiera de la Nación a excepción de aquellas áreas donde ha logrado colarse el ministro de Transformación del Estado, Federico Sturzenegger.

Precisamente, entre las incumbencias que intentó conseguir el “Coloso” Sturzenegger, se encontraba dirigir el comité evaluador de los proyectos que ingresaran bajo el paraguas del régimen de incentivos para grandes inversiones conocido por sus siglas: RIGI.

Un régimen que ofrece previsibilidad, incentivos fiscales y jurídicos durante 30 años para atraer proyectos de inversión que superen los 200 millones de dólares.

Pero, el poder acumulado por el primo del ministro de economía, el asesor presidencial Santiago Caputo, primó más sobre la opinión de los hermanos Milei y todo el poder para aprobar las inversiones del RIGI se trasladó al área de Luis Caputo.

Ahora bien, Martín Maccarone es compinche de Luis Caputo en el sector privado pero también cuenta con la aprobación de Santiago Caputo en esa mesa evaluadora de enorme importancia para el futuro de la administración de Javier Milei teniendo en cuenta que es prácticamente su promesa propia al electorado de la “lluvia de inversiones” que nunca logró crear el ex presidente Mauricio Macri, que también postergó, durante su administración, a Federico Sturzenegger por Luis Caputo y todo su equipo ligado a la empresa Anker, a la constructora de los Maccarone, Coinsa y a la sociedad de fondos de inversión Axis que alguna vez fue nombrada en los Panamá Papers.

Pero para no hacer historia de la “puerta giratoria”, que significa para muchos empresarios nacionales trabajar en el sector público, beneficiar a algunos privados, y luego de un tiempo, reciclarse profesionalmente en aquellas empresas privadas que beneficiaron como funcionarios con importantes concesiones y licitaciones aprobadas, analicemos lo que para muchos ya representa un fracaso del RIGI por los escasos proyectos aprobados, casi todos de naturaleza extractivista, minería y energía, y ninguno del área de obras públicas que, al menos, podría fomentar el empleo en un país con miles de desocupados.

“El fantasma” Maccarone integra el comité evaluador junto a los otros dos ministros coordinadores debidamente designados en el Boletín Oficial. Daniel González, por el área de energía y Juan Pazo por el de Producción. Completan el comité, el secretario de finanzas, Pablo Quirno y el de hacienda, Carlos Guberman, además de funcionarios del área legal.

Ahora bien, un reciente informe de la fundación Encuentro señaló que el RIGI, la herramienta por la que el gobierno había asegurado que habría un “antes y un después” en la atracción de capitales, se convirtió en un esquema de beneficios impositivos para proyectos que ya estaban en ejecución o estaban diseñados, por lo que significan un aporte más que modesto a la economía real.

EL INFORME ENUMERA QUE

Se aprobaron proyectos por US$ 8.573 millones, apenas el 17% de lo prometido.

De los 7 proyectos incluidos en el régimen, 6 ya existían antes de la sanción de la ley.

En términos netos, el RIGI atrajo solo un 0,5% de las inversiones que el oficialismo anunció en 2024.

Las iniciativas abarcaron apenas 4 de los 8 sectores estratégicos previstos (energía, petróleo y gas, minería y siderurgia).

No hay aprobado un solo proyecto de obras públicas que debería supervisar Martín Maccarone y su equipo.

“Lejos de motorizar inversiones nuevas, el RIGI terminó siendo un régimen de privilegios para grandes compañías”, sentencia el informe.

El documento de la Fundación Encuentro subraya que el régimen no diversificó la matriz productiva ni promovió encadenamientos locales, empleo de calidad o transferencia tecnológica. “Predomina la reprimarización”, e YPF concentra tres de los siete proyectos, lo que refuerza la visión de un esquema centrado en la explotación de recursos naturales sin una estrategia industrial robusta.

Mientras que todo pasa por el área energético de Daniel González, al menos, Juan Pazo de producción, puede anotarse con el proyecto de la Nueva Acería SIDERSE en San Nicolás.

Por el lado de Martín Maccarone no hay nada para mostrar.