Ghost of Yōtei no es simplemente una secuela de la aclamada épica samurái Ghost of Tsushima (2020); es una reafirmación audaz de la fórmula de mundo abierto de Sucker Punch, trasladada a un nuevo escenario y narrada a través de una lente mucho más íntima y sombría. Este título, exclusivo de PlayStation 5, se desprende de la épica invasión mongola para sumergirnos en una historia de venganza personal y profunda tragedia en los confines del Japón feudal.
UN SALTO TEMPORAL Y GEOGRÁFICO
Mientras Ghost of Tsushima nos situaba en la isla homónima durante el siglo XIII, lidiando con el conflicto entre el honor samurái y la necesidad de la guerra, Ghost of Yōtei nos catapulta trescientos años en el futuro, hasta el Japón de 1603. La acción se desarrolla en Ezo, la actual Hokkaidō, una tierra fronteriza y salvaje dominada por el imponente Monte Yōtei.
Este cambio de escenario es crucial. Ezo es un territorio áspero, marcado por los paisajes nevados, los bosques densos y la presencia de la cultura Ainu, el pueblo indígena de la zona. A diferencia de Jin Sakai, el protagonista de la primera entrega, Atsu no es una samurái tradicional sino una mercenaria renegada consumida por el odio. Su única meta es la aniquilación de los “Seis de Yōtei”, los forajidos que masacraron a su familia. Esta premisa marca una diferencia fundamental:
El arco de Atsu es una tragedia clásica más cercana al espíritu de una historia Ronin (samurái sin señor), donde la rabia es el único motor. Esto le da a la narrativa un impulso más fuerte y constante que el conflicto interno de Jin, que a veces ralentizaba el ritmo de Tsushima.
JUGABILIDAD: REFINANDO LO EXCELENTE
En términos de gameplay, Ghost of Yōtei no busca revolucionar el género de mundo abierto, sino perfeccionar la base exquisita sentada por su predecesor. Las mecánicas de exploración y el diseño artístico que guían al jugador (el viento sigue siendo tu brújula) se mantienen, pero con un mundo que se siente más denso y vivo.
EL ARTE DEL COMBATE
El combate sigue siendo el pilar central y se presenta más variado y visceral que nunca.
Contamos con un armamento Expandido: En lugar de cambiar de “posturas” con una sola katana, Atsu domina un arsenal más amplio que incluye la katana doble, la Nagamaki y la Odachi. Cada arma no solo sustituye a una postura, sino que ofrece conjuntos de movimientos y propósitos tácticos distintos, obligando al jugador a adaptarse dinámicamente a los nuevos y más variados tipos de enemigos.
También contamos con mecánicas Avanzadas que se han incorporado con movimientos fluidos como el desarme, que permite a Atsu quitar el arma a un enemigo, y se ha profundizado el sistema de bloqueo y esquive. La sensación de peso y letalidad del combate con espadas se ha mantenido y, si cabe, mejorado, sintiéndose cada duelo como un fragmento cinematográfico.
Atsu encarna la figura del Enreo (un espíritu de venganza en el folclore japonés), lo que se traduce en un enfoque más directo en la letalidad y el sigilo. El juego abraza la identidad de “Fantasma” sin la reticencia moral de Jin, ofreciendo un árbol de habilidades que se enfoca en el castigo y la supervivencia.
Además de las misiones principales de caza a sus enemigos, el mundo abierto de Ezo invita a la inmersión con nuevas actividades secundarias. Vuelven los ataques de bambú y los baños termales (Onsen), pero se unen a ellos mini-juegos como la pintura Sumi-e (usando el panel táctil del DualSense) y juegos de apuestas, que profundizan la conexión con la cultura de la región.
EL LEGADO DE TSUSHIMA VS. LA IDENTIDAD DE YŌTEI
Ghost of Yōtei logra tomar el “ADN” de Tsushima —la dirección artística impresionante, la fluidez del movimiento y el combate cinematográfico— y lo utiliza para contar una historia muy diferente. Mientras que la primera entrega se centraba en un héroe que luchaba por su pueblo, esta secuela nos ofrece a una protagonista feroz que solo lucha por sí misma y su dolor.
La crítica más evidente es que, en esencia, es un “más de lo mismo” en términos de estructura de mundo abierto. Sin embargo, este juego demuestra que, cuando una fórmula es excepcional, su evolución es preferible a una reinvención innecesaria. El juego se siente más pulido y logra una conexión emocional más rápida y profunda con Atsu, cuya ira es palpable gracias a una brillante interpretación actoral.
Conclusión
Ghost of Yōtei es un triunfo del diseño de sandbox enfocado en la narrativa. Ofrece la experiencia definitiva del “fantasma samurái” al abrazar la oscuridad de su nueva protagonista y llevar al jugador a través de la belleza brutal y el folclore del norte de Japón. Aunque comparte gran parte de su estructura con Ghost of Tsushima, lo supera con un combate mejorado, una ambientación fresca y una historia de venganza implacable que resuena con una intensidad conmovedora.
Es un juego que no transforma el género, pero sí lo domina y refina, entregando una aventura memorable, visualmente deslumbrante y emocionalmente potente. Es, sin duda, una de las experiencias obligatorias en PlayStation 5.