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“Buenos Muchachos”: Luis Caputo y Juan Pazo hacen y deshacen en materia de política agropecuaria 

Los productores agrícolas están en llamas y no por efecto de la sequía sino porque se quedaron afuera del beneficio impositivo de retenciones cero a las exportaciones de sus productos.

Y, mientras el presidente de la Sociedad Rural, Nicolás Pino, hace malabarismos dialécticos para justificar la polémica desatada por la decisión del titular del Palacio de Hacienda, Luis Caputo, que urgido por recolectar dólares a como dé lugar para sostener su política cambiaria, lanzó un programa que le permitió recolectar declaraciones juradas de ventas al exterior por 7.000 millones de dólares que fueron libradas, en su mayoría, por el complejo agroindustrial exportador que monopolizan unas pocas empresas multinacionales, los productores ganaderos se vieron beneficiados hasta el próximo 31 de octubre con la medida de baja de retenciones para exportar ganado bovino y ovino sin ningún tipo de cupo.

La decisión ministerial fue adoptada por Luis Caputo, por Juan Pazo y por el “abuelo”, Sergio Iraeta, secretario de Agricultura.

Una mesa chica dentro de las mesas chicas a las que nos tiene acostumbrados la administración de Javier Milei.

UNA “MESA CHICA” LLAMADA INVERNEA S.A.

Una “mesa chica” que parece una mini pyme familiar, con capacidad para facturar millones. Si cotizara en bolsa, esa mesa chica que podría llamarse “buenos muchachos S.A.”, sería la favorita de los ahorristas y de los inversores.

Pero, la mesa chica tiene otro nombre: Invernea S.A.

Una compañía pecuaria millonaria que, por la retracción del consumo de carne, a la que se sometió a la población tras el pavoroso ajuste del gobierno nacional, comenzó a dar bajos rendimientos durante estos dos años recesivos, pero, las cosas comenzaron a cambiar, porque después de todo, es una empresa del poder.

Invernea nació en junio de 2020, bajo la constitución de un fideicomiso ganadero: Invernea SRL y la fundó Juan Pazo junto a Martín Voss, un dirigente macrista que se desempeñó como secretario de Relaciones Institucionales y Comunicación del PAMI, la obra social de los jubilados que da para todo en la política.

Casualmente, Juan Pazo, compartía la misma profesión u oficio, con Martín Voss.

Durante el gobierno de Mauricio Macri, fue director de comunicación de la Unidad de Información Financiera (UIF) de la gestión de Mariano Federici y María Eugenia Talerico, que hoy quiere levantar las banderas de la independencia del PRO en el que ya ni siquiera parece creer su propio fundador, Mauricio Macri.

Los dos agentes de prensa de organismos nacionales, un oficio que suele emparentarse con el periodismo pero que, bien analizado, cuando no hay intereses de por medio entre las partes, representan la antítesis de la buena práctica periodística puesto que entre sus funciones supone “maquillar” información sensible destinada a la opinión pública e intentar terciar en las opiniones de los periodistas y de aquellos que se expresan a través de medios de comunicación o redes sociales, hicieron una interesante carrera a partir de estos puestos con suculentas cajas aportadas por los contribuyentes.

PAZO, CAPUTO Y EL MUNDO ASEGURADOR

Tras renunciar en febrero de 2017 a la UIF, Juan Pazo asumió como Superintendente de Seguros de la Nación, el organismo de control de uno de los mayores sectores de la actividad económica nacional. Fue nombrado bajo la supervisión de Luis Caputo, ministro de Finanzas de Mauricio Macri.

Desde ese puesto, el funcionario que comenzó como empresario del rubro textil con la empresa “Las Blondas-Rapsodia”, sociedad parte del grupo textil Alas, aquel que fuera creado a fines del siglo pasado por el fallido político, Francisco de Narváez, Sol Acuña y Josefina Helguera Zuberbulher, esposa de Juan Pazo, tejió grandes contactos con los “capos” del mundo asegurador.

Esos contactos, serían vitales para Invernia S.A.

La empresa ganadera ofrece inversiones para constituir fideicomisos que fondeen actividades agropecuarias.

Un fideicomiso o fondo fiduciario es un contrato mediante el cual una o más personas (fiduciantes) transfieren bienes o sumas de dinero a otra persona (fiduciario) para que los administre o invierta en beneficio propio o de un tercero llamado beneficiario.

Invernea, nació bajo el gobierno de Alberto Fernández, cuando Juan Pazo debió regresar al sector privado y utilizó la puerta giratoria estatal en el sentido de salida.

Pero se llevó los contactos de los jefes de las aseguradoras que siempre, o casi siempre, tienen mucha liquidez para invertir, una virtud que no abunda en la Argentina.

“Nos dimos cuenta de que el mercado asegurador puede crecer como dinamizador de la economía”, reconoció Pazo en una entrevista periodística y capitalizó Invernea. Participaron del emprendimiento millonario, el Grupo Sancor, San Cristóbal, Experta de la familia Werthein y La Caja, entre otras de las grandes del sector.

LA RED FAMILIAR EN AMBOS LADOS DEL MOSTRADOR

A Juan Pazo, la política le dio una segunda oportunidad de regresar a trabajar al “sufrido” Estado, y ahora, como viceministro y mano derecha de Luis Caputo bajo la administración libertaria de Javier Milei, aquel político que se paseaba por los estudios de televisión aborreciendo a la “casta” que se beneficiaba de los puestos estatales y de las oficinas del Estado que promovieron negociados que terminaron en la Justicia, encontró su lugar en el mundo desde donde dirigir el sector agropecuario.

Por supuesto que la amistad de Pazo y Caputo es indisoluble hasta el momento y se puede notar en el organigrama de Invernea S.A. La empresa que sucedió a Invernea SRL. Un encuadramiento societario distinto y con diferentes obligaciones y responsabilidades.

Luis Nicolás Caputo es el hijo del ministro de economía, y es el responsable del área de administración y finanzas de la empresa cuyo capital accionario pertenece en un 90% a Juan Pazo y un 10% a Martín Voss.

Pero, aquí también se sienta “a comer”, de manera indirecta, otro integrante del equipo económico.

Sergio Iraeta, subsecretario de agricultura, que reemplazó al prestigioso ex decano de la facultad de veterinaria de la UBA, Fernando Vilella, de impecable foja de servicios en el área, tiene cuatro hijos.

El tercero de ellos, Estanislao Iraeta, fue uno de los altos cargos de conducción de Invernea S.A. y encargado de las cuestiones agropecuarias.

Mientras su padre, el “abuelo” Iraeta ascendía a subsecretario del área que hoy está en tensión por la bronca de los productores agrícolas que no recibieron todo el beneficio que hubieran querido por la eliminación de retenciones que se produjo por pocos días, Estanislao se convirtió en 2024 en gerente de producción de la firma que administra más de 28.000 millones de pesos en activos.

Hoy, figura en ese puesto Tomás Villar y continúan Nicolás Caputo, al frente de la administración de la empresa e Ignacio Federici, hermano de Mariano Federici, ex titular de la UIF durante la gestión de Cambiemos, donde tuvo su primer trabajo de relevancia en el Estado, el actual y todopoderoso viceministro de economía y titular de ARCA, Juan Pazo.

EL RIESGO DE LA “PUERTA GIRATORIA”

Una historia de emprendedurismo nacional que llega a buen puerto gracias a la llamada “puerta giratoria” de funcionarios y la atención a los lados del mostrador.

La expresión “puerta giratoria” (revolving door) fue acuñada en la legislación norteamericana y se utiliza para describir el flujo de personas que ocupan altos cargos en el sector público y en el privado en diversos momentos de sus trayectorias laborales.

Ese flujo puede darse en varias direcciones: a) altos directivos del sector privado que acceden a puestos relevantes en el sector público; b) funcionarios, que, al dejar su cargo, son contratados en el sector privado para ocupar cargos directivos; o c) individuos que van ocupando altos cargos en el sector privado y el sector público alternativamente.

Estas formas de ingreso y egreso del sector público desde y hacia el sector privado acarrean varios riesgos, ya que pueden perjudicar el interés público y beneficiar a sectores privados específicos.

Para que quede claro. La práctica de la “puerta giratoria” está mal y mella el normal desenvolvimiento de la competencia entre privados, aquel sector que Javier Milei ha decidido defender contra viento y marea.