La Justicia ratificó la condena a prisión perpetua contra Esteban Rojas Almada, el prestamista que asesinó a balazos a Ferni Ayala en la Villa Zavaleta.
La defensa había presentado un recurso de queja ante la Cámara de Casación Penal, cuyos jueces lo desestimaron al considerar que “la teoría del caso” sostenida por los abogados del culpable “no compite con los sólidos indicios que permiten reconstruir, sin fisuras, la versión de cargo”.
El hombre recibió la máxima pena en diciembre de 2024 tras ser declarado penalmente responsable de los delitos de femicidio agravado por haber mediado violencia de género, por la relación de pareja con la víctima y por la utilización de un arma de fuego; y tenencia de arma de guerra sin la autorización correspondiente.
El 19 de febrero de 2023, entre las 7:44 y las 9:15, el implicado le disparó a la damnificada con una pistola 9 milímetros a una distancia de entre 5 y 15 centímetros, al tiempo que Ayala intentó defenderse de un ataque.
Ferni presentó lesiones en los brazos, cabello, manos, muñecas, antebrazos, piernas y cuello, a la vez que durante esa madrugada la pareja concurrió a un boliche del barrio porteño de Constitución para luego ir al local bailable “La Sirenita”, donde Rojas Almada mantuvo una discusión con uno de los amigos de Ferni.
Los novios se fueron del lugar en el Volkswagen Vento del asesino en dirección a la vivienda del Barrio 21-24, en el que las imágenes de las cámaras de seguridad captaron a la víctima entrar a la finca y después el agresor hizo lo propio.
En el interior del domicilio se produjo el femicidio; el prestamista se fugó a Paraguay, permaneció prófugo durante cinco meses hasta ser detenido por efectivos de Interpol y se realizó su extradición.
Para los defensores, los magistrados encargados del proceso en contra de Almada Rojas valoraron de manera arbitrarias las pruebas por creer que implementaron erróneamente el agravante por violencia de género y que en el traslado hacia la Argentina se incumplió el tratado de extradición que las autoridades nacionales tienen con el país limítrofe.
El involucrado pidió “perdón” y afirmó que “no mató” a su pareja en su testimonio: “Traté de sacarle el arma, forcejeamos y no sé cómo se disparó. La vi tirada, la quise reanimar pero se fue al instante”.
El hombre consideró que “no es un asesino” y que “no sabe qué pasó con el arma, y agregó que se limpió la sangre porque tenía miedo y o quería salir a la calle de esa manera.
Sin embargo, el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N°17 de la Ciudad de Buenos Aires lo sentenció a condena perpetua.