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Feriado cambiario oficial del Banco Central para salvar al dólar de Luis Caputo que tiene poco poder de fuego

En medio de una creciente tensión cambiaria y con el equipo económico negociando contrarreloj un paquete de ayuda en Estados Unidos, el Tesoro Nacional se enfrenta a una situación límite: de los US600 y US$700 millones** para contener la demanda de dólares antes de las elecciones. En este contexto, el feriado bancario y cambiario del próximo viernes 10 de octubre, dispuesto con fines turísticos, funciona como un salvavidas para el ministro Luis Caputo, dándole un día extra de respiro a las reservas.

La avidez del mercado por dolarizar carteras en la antesala de los comicios y la incertidumbre sobre el acuerdo con Washington obligaron al Gobierno a vender un estimado de US$1.500 millones en las últimas cinco ruedas para mantener a raya la cotización, consumiendo más del 65% de las divisas frescas que habían ingresado.

UN “TECHO” CADA VEZ MÁS PRESIONADO

Operadores del mercado señalaron que, para frenar la escalada, el equipo económico ya tuvo que subir esta semana el “techo” de su intervención en el mercado, llevándolo de $1.425 a $1.430.

Esta “sangría” de divisas dejó en evidencia la fragilidad de las reservas y echó por tierra la famosa frase de funcionarios del Palacio de Hacienda que desestimaban una corrida con la pregunta “¿con qué pesos?”.

EL FERIADO, UN ALIADO INESPERADO

Con solo 11 jornadas hábiles por delante hasta las elecciones, y con un margen de intervención cada vez más acotado, el feriado del viernes 10 de octubre (por el traslado del Día de la Raza) se convierte en un aliado inesperado para el Gobierno. La inactividad bancaria y cambiaria le permitirá a Caputo ganar tiempo y evitar un día de presión sobre el dólar, mientras continúan las negociaciones en Washington.

Los analistas advierten que, si no hay un anuncio contundente desde Estados Unidos en las próximas horas, es muy probable que se rompa el “techo” de la banda de flotación y el Banco Central se vea forzado a intervenir con los dólares del FMI. La única carta que le queda al Gobierno para frenar este escenario es un acuerdo que devuelva la confianza al mercado.