El Día de la Madre es una fecha especial e ideal para dejar atrás la rutina y compartir momentos genuinos. No hace falta ir muy lejos ni gastar demasiado. A pocos kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires hay rincones donde la simpleza y el tiempo en familia son el verdadero regalo. Existen dos opciones, entre tantas, emblemáticas para celebrar la jornada de manera distinta, entre historia, aire libre y buena gastronomía.
A menos de tres horas del Obelisco, ambos destinos ofrecen planes relajados para todas las edades. Desde un almuerzo frente al río hasta un paseo por calles antiguas, la propuesta es desacelerar, conversar y disfrutar sin prisa.
¿Cuáles son y qué ofrece cada destino para conectar con la familia?
SAN ISIDRO: UN PASEO URBANO CON AIRE RIBEREÑO
Ubicado a solo 25 kilómetros de la Ciudad Autónoma, San Isidro combina elegancia, historia y naturaleza. Su casco antiguo, con calles empedradas y la Catedral, invita a caminar sin apuro y descubrir los detalles de una de las zonas más encantadoras del conurbano norte.
Recorrer la Feria de Antigüedades de la Plaza Mitre es una opción interesante para conocer. Además, visitar el Museo Pueyrredón y disfrutar de un picnic bajo los árboles, es un plan primaveral que se repite durante toda la temporada en varios escenarios citadinos, en parques y plazas, como en zona más naturales y rodeadas de verde y colores variados que enciende la estación.
Pero, San Isidro también tiene su encanto natural, ya que, pasear por la Costanera del Río de la Plata y tomar mate frente al agua es una idea que potencia el encuentro y la charla que, muchas veces, la rutina no deja que suceda. También, cuenta con lugares con encanto familiar para la hora del almuerzo con menús pensados para compartir.
Por otro lado, y en un marco más rural, San Antonio de Areco con su tradición y calma de campo, reúne condiciones perfectas para la ocasión.
A 113 kilómetros del Congreso Nacional, San Antonio de Areco conserva la esencia de los pueblos criollos. Entre calles tranquilas, artesanos y casas coloniales, se respira un ambiente que invita a bajar el ritmo y disfrutar de las cosas simples como, una charla larga, un mate bajo el sol, una buena comida. Como en cada lugar, una de las visitas imperdibles para hacer es visitar el museo del lugar que, en este caso, es el Museo Gauchesco Ricardo Güiraldes, esencial para conocer su historia rural.
Cruzar el Puente Viejo y caminar por la ribera del río Areco, también es recomendable como recorrer talleres de platería criolla mientras se aguarda la hora del almuerzo a fin de deleitarse con su gastronomía en sus almacenes de Ramos Generales, donde la comida casera y el asado son protagonistas.
Cercanos, económicos y simples; así son dos alternativas recomendables para pasar el Día de la Madre y, repetir cada fin de semana largo en una escapada amigable para conectar con la naturaleza, en familia.
Por eso, ambos destinos son perfectos para reconectarse con lo esencial. Allí es donde la charla sin celulares, la sobremesa y la risa compartida se da. En San Isidro, la elegancia del río; en Areco, la calidez del campo. Dos escenarios diferentes unidos por una misma celebración.