Una traductora rusa declaró en el caso que investiga a la secta por la supuesta trata de mujeres con fines de explotación en la ciudad de San Carlos de Bariloche y afirmó que es inocente: “Nunca vendí a nadie”.
De acuerdo al documento que accedió la agencia Noticias Argentinas, se trata de Svetlana Komkova, una mujer que, según señaló, “su única participación” dentro de la organización fue “ayudar como intérprete a una embarazada que no hablaba español”.
La imputada indicó que, mientras se encontraba en Río Negro como turista, fue contactada por Nadezhda Beliakova, quien “le pidió ayuda para traducir en el hospital a una joven rusa embarazada” que viajó a la Argentina para dar a luz”.
La extranjera resaltó que “nunca vendió a ninguna persona” y “ningún bebé”, por lo que “ni siquiera se le pasaría eso por la cabeza”, a la vez que enumeró: “Soy traductora, participé de congresos lingüísticos, viví en Brasil y siempre tuve una vida profesional seria”.
Además, durante la audiencia se expusieron fragmentos del testimonio de una enfermera identificada como Jessie Cortés Alvarado, trabajadora del Hospital Zonal Ramón Carrillo.
Esa mujer admitió que “mintió” en su comparecencia inicial tras radicar una denuncia por un supuesto caso de trata a partir de una “irregularidad” en la inscripción de un bebé nacido en marzo.
“Como me llamó la atención la insistencia con la inscripción del bebé, sospechamos que era un vientre alquilado”, consignó la enfermera en ese momento, al tiempo que les dijo que era obligatoria la presencia del padre con su pasaporte pertinente.
En esa grabación de la declaración, Cortés reconoció que “faltó a la verdad”: “Le dije que no se podían ir del hospital sin que tengan el bebé inscripto”.
En este marco, Svetlana ratificó que Cortés “mintió” porque hubo “una manipulación emocional todo el tiempo”.
El apellido del recién nacido fue un hecho que generó una discusión entre la rusa y el personal del nosocomio: el neonatólogo rechazó anotar al bebé con la forma masculina en idioma original.
“Cuando vi el nombre del bebé, noté que estaba escrito con una ‘a’ final, que en ruso solo se usa para apellidos femeninos. Le expliqué al doctor que un varón con apellido femenino sufriría burlas en Rusia. Solo taché esa letra. No era que no querían poner el apellido de la madre, se trataba del género gramatical del apellido”, explicó Komkova.
LAS CRÍTICAS HACIA LA JUSTICIA
Komkova apuntó contra los representantes del Ministerio Público Fiscal (MPF) por “ocultar las pruebas” a la hora de formular los cargos: “Dijeron que la denuncia llegó por un mail anónimo, y tampoco fue así. Todo el expediente muestra que hay mucha prueba de inocencia”.
“Son siete meses de una injusticia tremenda. Estuve detenida sin pruebas. Nunca tomé decisiones por la madre ni participé en nada ilegal. Mi función fue solo traducir”, recriminó la traductora sobre el accionar de la Justicia.