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Restauran las catacumbas de Commodilla: la necrópolis cristiana resplandece tras 1.600 años bajo tierra

Las catacumbas de Commodilla, un antiguo cementerio cristiano excavado bajo el suelo de Roma hace más de 1.600 años, recuperaron su esplendor original tras una compleja restauración que permitió limpiar sus muros, frescos y murales con tecnología láser, y se preparan para recibir al público por primera vez en siglos.

El proyecto, dirigido por la Pontificia Comisión de Arqueología Sacra, se prolongó durante tres años y requirió la colaboración de cuatro empresas especializadas en conservación. “El trabajo fue minucioso y largo porque se trataba de un entorno extremadamente frágil”, explicó la arqueóloga Barbara Mazzei, supervisora de la restauración. “La ablación láser nos permitió eliminar la suciedad acumulada durante siglos sin dañar las superficies originales”.

Ubicadas en el barrio romano de Garbatella, las catacumbas deben su nombre, según los expertos, a una rica patricia romana que habría donado el terreno en el siglo IV. En ese espacio subterráneo fueron enterrados los mártires Félix y Adauto, ejecutados durante las persecuciones del emperador Diocleciano, lo que convirtió el lugar en un centro de culto y peregrinación para los primeros cristianos.

Las labores de restauración sacaron a la luz una rica decoración pictórica que había permanecido velada por incrustaciones calcáreas. “Además de devolver su color a los frescos, la limpieza nos permitió estudiar sus técnicas de ejecución y fechar cada una de las intervenciones artísticas”, detalló Mazzei. Según sus conclusiones, las primeras manifestaciones datan del siglo IV, las transformaciones estructurales corresponden al siglo VI —cuando se configuró un espacio basilical— y las últimas pinturas se realizaron en el siglo IX.

El trabajo en un ambiente tan inestable no estuvo exento de desafíos. “En las catacumbas todo es dificultad”, admitió la restauradora Valentina Romè. “El mayor reto fue intervenir sin alterar el microclima, respetando el equilibrio de humedad y temperatura que preserva las pinturas. La limpieza con láser es muy precisa, pero también lenta y exigente”.

Los especialistas advierten que el principal riesgo para el futuro será la afluencia de visitantes. “El contacto humano modifica las condiciones ambientales. Si se rompe el equilibrio, podrían aparecer algas o musgos”, alertó Romè. Por ello, la apertura al público se hará de forma controlada, con cupos limitados y monitoreo constante.

Entre los espacios más destacados que recuperaron su esplendor figuran el cubículo o cripta de León, considerada la joya de la necrópolis, y la basílica de los santos mártires, donde se rendía culto a Félix y Adauto. Sus frescos muestran escenas de la vida de Cristo y de diversos santos, y hoy se encuentran en “excelente estado de conservación”, celebró el monseñor Pasquale Iacobone, presidente de la Comisión Pontificia.

El proyecto fue financiado por una fundación azerbaiyana, cuya contribución permitió culminar la intervención. Según Iacobone, la restauración no solo buscó preservar el patrimonio artístico y religioso, sino también “poner en valor un sitio esencial para la historia del cristianismo primitivo”.

Aunque no hay una fecha definida, la Comisión prevé abrir las catacumbas de Commodilla al público en los próximos meses. Por el momento, solo se han realizado visitas experimentales en colaboración con el Departamento de Cultura del Municipio Roma VIII, donde se encuentra el sitio.

Cuando finalmente se abran sus puertas, el público podrá descender por las estrechas escaleras y recorrer los pasadizos flanqueados por lóculos funerarios, testigos de una época en que los primeros cristianos buscaban refugio y eternidad bajo tierra.