El libro de memorias llamado “Los ojos de Gaza: Un diario de resiliencia” (Little, Brown and Company), ofrece una perspectiva personal y excepcional de su joven autora, la periodista palestina Plestia Alaqad, sobre cómo es vivir en medio de un bombardeo incesante.
Asimismo, pone de relieve la complejidad emocional del exilio, la tensión entre sobrevivir y ser testigo, y la lucha constante por la dignidad humana.
Armada con un celular, un casco de prensa y un chaleco antibalas, registró momentos de devastación que el mundo exterior apenas podía comprender, según describe el newsletter escrito en inglés Kolapse.
Millones de personas siguieron sus actualizaciones en línea, presenciando escenas que una comisión de la ONU ahora describe como genocidio.
Aunque la violencia estalló en Gaza en octubre de 2023, la historia de quienes sobrevivieron y la documentaron sigue siendo poco conocida y Plestia reveló tanto la destrucción inmediata como las luchas cotidianas, a menudo silenciosas.
Estudiante de maestría en Líbano, experimenta la dualidad entre la culpa del sobreviviente y la oportunidad.
LA EDUCACIÓN, PRIVILEGIO EXCEPCIONAL
La educación se ha convertido en un privilegio excepcional, sobre todo ante los bombardeos que sufren las escuelas y universidades de Gaza.
Haber recibido la Beca Conmemorativa Shireen Abu Akleh subraya la importancia del trabajo de Plestia, más allá del desarrollo personal.
Le ofrece un sentido de propósito y la oportunidad de abogar por Gaza desde la perspectiva académica y periodística.
Sin embargo, las barreras siguen siendo enormes: las restricciones de viaje, los visados y la imposibilidad de regresar a casa condicionan su día a día.
La tensión entre la movilidad global y la inmovilidad forzada define gran parte de la experiencia de la diáspora palestina.
LOS OJOS DE GAZA
El artículo refleja párrafos completos de los apuntes tomados por la enviada al territorio palestino grabado a sangre y fuego.
“Los medios solo prestan atención a Gaza y a los palestinos cuando hay un genocidio o un ataque israelí. No les interesa cómo vive realmente la gente de Gaza, sus alegrías cotidianas, sus luchas y su humanidad. El mundo parece más interesado en la muerte palestina que en la vida palestina. Este desequilibrio dificulta enormemente la labor informativa, porque transmitir la resiliencia junto a la tragedia es esencial. Nuestra existencia es más que estadísticas; es un abanico de emociones y experiencias. Captar estas sutilezas exige una vigilancia que puede resultar emocionalmente agotadora, pero indispensable”.
“Para mí, ver a los niños de Gaza jugar durante un genocidio, con el eco de las bombas de fondo, me produce una mezcla de esperanza y tristeza. Es profundamente triste porque ningún niño debería tener que vivir algo así. Pero también es esperanzador porque, aunque todo a su alrededor intente arrebatarles la infancia, siguen buscando alegría en los detalles más pequeños. Su resiliencia refleja la capacidad de la vida para persistir en medio de circunstancias inimaginables. La creatividad se convierte en un acto de resistencia, una negativa a permitir que la violencia domine la identidad. Es un recordatorio de que la humanidad perdura incluso bajo asedio.
Casi al final, te preguntas: “¿Cómo puedes olvidar todo lo que has presenciado?” Si pudieras hablar con tu yo de doce años —la niña que empezó a escribir su diario— ¿qué le dirías sobre el poder y el precio de ver?”
NARRATIVAS PERSONALES
Argumenta que las narrativas personales son necesarias para contrarrestar la reducción de los palestinos a estadísticas o tragedias abstractas.
Cada historia que comparte conlleva contexto, historia y emoción, resaltando la vida cotidiana que persiste en medio de la devastación.
Al documentar tanto el sufrimiento como los momentos de alegría, su trabajo tiende un puente entre los observadores distantes y quienes viven la realidad del conflicto.
De este modo, reivindica el poder de acción de su comunidad y devuelve la dignidad a experiencias que con demasiada frecuencia se ignoran.
Documentar la vida en medio de la destrucción es tanto una forma de resistencia como un ejercicio de supervivencia.
EL PRECIO ÍNTIMO DE LA GUERRA
Sus memorias revelan el precio íntimo de la guerra, desde la tensión emocional de las constantes alertas hasta la fortaleza necesaria para ser testigo.
Enfatiza que los gestos más pequeños —niños jugando, libros encontrados, comidas compartidas— tienen una importancia extraordinaria.
Estos detalles ofrecen a los lectores una comprensión matizada de la vida bajo la ocupación, mucho más allá de las imágenes de escombros o las estadísticas de víctimas.
La obra de Alaqad le recuerda al mundo que la humanidad de Gaza persiste incluso cuando sus edificios se derrumban.






