Buenos Aires, 17 noviembre (NA)— “Guerra Blanca. En el frente ártico del conflicto mundial” es el libro escrito por el periodista italiano Marzio G. Mian, cofundador de “The Arctic Times Project” y nominado al premio Pulitzer, pone lo que se diría patas para arriba el mapa geopolítico, al explicar que el círculo polar ártico, de ser una bandera de lucha contra el cambio climático, la invasión rusa a Ucrania lo erigió escenario bélico y, ahora, en plena conflagración comercial y tecnólogica con EEUU se está transformando en embrión de ruta marítima de China para conectar con occidente.
El pasado 22 de septiembre, el portacontenedores “Istanbul Bridge” zarpó del puerto chino de Ningbo-Zhoushan, navegó por el mar Ártico y arribó a la terminal de Felixstowe, en Reino Unido, a los 18 días, dos más de lo planificado, a causa del mal tiempo encontrado en Noruega.
La novedad es que no cruzó el canal de Suez ni dio la vuelta por el cabo de Buena Esperanza, sino que cubrió el trayecto por las aguas árticas del norte de Rusia. Agencia Noticias Argentinas.
Así, inauguró la nueva ruta “China-Europe Arctic Express” de la naviera Sea Legend que acorta el viaje en al menos 2.700 millas náuticas.
La gran amenaza de esa apertura es la contaminación que produce el tránsito de buques de semejante porte y las previsibles fugas de petróleo en las cristalinas aguas de una franja de mar de tamaño equivalente al Mediterráneo.
En diálogo con El Confidencial, Mian subrayó que “en Corea, China y Finlandia hay astilleros están trabajando en un tipo especial de portacontenedores que pueden transportar material sensible, como ordenadores, que ahora no pueden soportar las bajas temperaturas”.
Y advirtió que aun si el recalentamiento global ralentizara el deshielo, ya se está trabajando tecnológicamente para acelerar los tiempos.
Rusia, Canadá, Estados Unidos, Finlandia, Noruega, China e incluso Islandia tratan de tomar posiciones ante el panorama que se avecina.
Pero no se trata solo de nuevas vías de comunicación: por el contrario, el deshielo del Ártico pone al alcance de la mano inmensos depósitos de petróleo y minerales, entre ellos el escaso plutonio, que despiertan la codicia de gobiernos y empresas de todo el mundo.
LA GRAN TRANSFORMACIÓN
De ser durante milenios una tierra desolada e inhóspita, solo apta para los pueblos más duros y resistentes, como los inuit, un territorio sin mayor interés que el de la aventura y la superación, en las dos últimas décadas el Ártico actualmente atrae inversiones multimillonarias en puertos e infraestructuras, y se desató la carrera por hacerse con el control y la explotación de los yacimientos petrolíferos y las minas.
El libro aporta las claves para entender qué nos jugamos en el norte y qué está sucediendo allí en estos mismos instantes.
Y, de rebote, para entender cómo el Ártico influye en tantas otras cuestiones como, por ejemplo, en el genocidio del pueblo palestino y el posible cierre del canal de Suez (y por qué Estados Unidos trata de evitarlo a toda costa), o en la invasión rusa de Ucrania.
En cierto modo, el Ártico es la puerta hacia un nuevo mundo y unas nuevas relaciones de poder.
Y el que controla la puerta, controla el acceso a ese nuevo mundo.
Escribe Mian: “Desde el espacio, el Ártico se ve cada vez menos blanco y más azul: un nuevo mar está emergiendo como una Atlántida acuática, porque el calentamiento en el Gran Norte es el doble que en el resto de la Tierra. Este deshielo está provocando al mismo tiempo una auténtica lucha entre distintos países para ganar la única zona del mundo aún sin explotar y con recursos que podrían superar el valor de toda la economía de Estados Unidos”.
NUEVA ÁFRICA
La región ártica se está convirtiendo en “una nueva África, un Congo boreal”, se advierte en el libro; es la nueva batalla global para obtener el control de rutas comerciales estratégicas, enormes fuentes de combustibles fósiles —como la mayor mina de uranio a cielo abierto— y amplias regiones marítimas con una gran producción de pescado de los caladeros de la región.
Recuerda que hay un antes y un después de la guerra en Ucrania.
Antes existía un equilibrio, que en el libro señala como hito: el discurso de Gorbachov en Múrmansk (la principal ciudad portuaria rusa en el Ártico), justo antes del colapso de la Unión Soviética, donde se refería al Ártico como una región de paz.
Incluso cuando la zona comenzó a ser una región de competencia y la fiebre polar se inició, todavía había un equilibrio y un espacio para la colaboración, apunta.
El Consejo Ártico estaba inicialmente compuesto por los ocho países con soberanía al norte del círculo polar: Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia y Suecia.
Y había muchos proyectos, desde científicos hasta discusiones sobre nuevas rutas y de salvamento.
Incluso después de la anexión rusa de Crimea en 2014, seguía funcionando, con más de 430 proyectos conjuntos solo entre Rusia y Estados Unidos.
De ser símbolo de cooperación, hoy representa un riesgo de conflicto grande.
Rusia cuenta con más de la mitad del Ártico, con 24.000 km de costa, un 53% del total.
Pero con la adhesión de Finlandia y Suecia, todos los países árticos occidentales están en la OTAN.
MOSCÚ-BEIJING
A la vez, Moscú ha fortalecido su colaboración con China en áreas como energía, logística y militar que incluyen al Ártico.
Hubo varios ejercicios navales combinados entre ambos en los últimos años.
Si bien Rusia tiene bases aéreas y terrestres operativas, radares, rompehielos nucleares, misiles nucleares y la cooperación militar con China en nuevas tecnologías como radares o pruebas de alternativas al GPS, Estados Unidos se pone en carrera, con la construcción de la base de Thule y dos más en Groenlandia, que controla militarmente desde hace 50 años.
Y paralelamente Dinamarca acaba de financiar con 3.000 millones de euros para fortalecer su presencia militar en ese país nórdico.
La militarización del Ártico canadiense también es enorme. Canadá destinará al Ártico prácticamente todos los nuevos fondos comprometidos con la OTAN para alcanzar el 5% del PIB de gasto en defensa.
De modo que se acrecientan las disputas y enfrentamientos diplomáticos dentro de la propia OTAN, entre Estados Unidos y Canadá, y con Dinamarca. #AgenciaNA






