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Condena al clan Sena: el riesgo de usar el femicidio para la guerra política

La tan esperada condena a perpetua al clan Sena por el femicidio de Cecilia Strzyzowski, uno de los crímenes más atroces, en el que los contactos políticos y el abuso de poder territorial tenía en vilo no solo a la familia sino a toda la provincia de Chaco, nos trae paz y alivio, en un contexto donde los cuerpos de las mujeres son invisibilizados por el desmoronamiento de toda política con perspectiva de género.

La figura de FEMICIDIO como agravante de homicidio es vital para visibilizar y contabilizar las muertes mediadas por violencia de género. De ahí en más, detectar y prevenir todas las violencias que anteceden al peor de los finales: ser asesinadas en manos de un hombre. En lo que va del año 2025, según el Observatorio Lucía Pérez, se perpetraron 235 femicidios y travesticidios, 146 infancias quedaron huérfanas por femicidios y 232 tentativas de femicidio. Sin embargo, el gobierno de Javier Milei y su entorno odianteparlante han intentado desmembrar, así como lo hacen con nuestros cuerpos, toda herramienta y toda ley creada para protegernos, mediante un modus operandi: la demonización partiendo de una falacia.

“La figura de femicidio en el código penal legaliza que la vida de una mujer vale más que la de un hombre”.

— Presidente Javier Milei.

“Como dijo el Presidente en Davos, el feminismo es una distorsión del concepto de igualdad que únicamente busca privilegios poniendo a una mitad de población en contra de la otra. Han usado a la mujer para llenarse los bolsillos. Sin importar nuestro sexo, somos todos iguales ante la Ley”.

— Argumentó en X el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona.

Arrasar con la figura de femicidio del código penal, no modifica la máxima condena a perpetua por diversos agravantes que están contemplados en las características de un femicidio. Es una equivocación adrede hablar al llano acerca del valor de una vida u otra. Lo que trae la incorporación de la figura es la demostración irrefutable de que nos matan porque somos mujeres. Tener el registro a la vista de todos que nos descartan cada 28 horas es vital para cumplir con leyes nacionales y tratados internacionales en relación a la prevención y abordaje de las violencias por razones de género.

Sobre los femicidios, la actual ministra de Seguridad, compartió su postura:

Para Patricia Bullrich, las culpables de los femicidios son las mujeres asesinadas.

“Si lo que vos hacés es generar una idea de que estás empoderada y sos capaz de pisotear a cualquiera, sea hombre, tu padre o tu madre; si a alguien lo pisoteás, finalmente lo que termina pasando es que te viene en contra”. El desequilibrio que se generó con el feminismo extremo lleva a situaciones donde la violencia es tan fuerte que termina destruyendo a la misma persona que genera esa lógica”.

El pasado viernes, una condena de culpabilidad en un juicio por jurados, que todo indica llegará a la pena máxima en la audiencia de cesura el próximo 26 de noviembre a las 9 a. m., por el aberrante femicidio de Cecilia Strzyzowski, nos dejó la sensación de que, una vez más, la lucha en las calles, la visibilización en los medios de comunicación, la voz más allá del miedo, puede vencer a un poder político mafioso enquistado, en este caso, en la provincia del Chaco.

“Sin la estrechísima relación de Sena y Acuña con el Estado chaqueño, y en especial con las huestes de Capitanich, no se podría comprender la enorme sensación de impunidad que habrán sentido Emerenciano, su esposa, su hijo y cuatro miembros de su entorno al momento de asesinar y hacer desaparecer a Cecilia Strzyzowski”, analizó Myriam Bregman por aquel entonces. “De forma oportunista y que nada tiene que ver con la búsqueda de la verdad y la justicia, diversos sectores de la oposición de derecha se subieron al caso de Cecilia Strzyzowski para esmerilar al máximo a “Coqui”. Sin muchos más fundamentos que sus propias obsesiones, llegan a adjudicarle al gobernador una complicidad directa en el crimen. Pero más allá de ese uso político, lo cierto es que Capitanich no puede desentenderse de haber colaborado con ganas a esa impunidad eterna que los Sena creyeron haber conseguido”, concluyó.

Recordemos que los condenados están con prisión preventiva desde el inicio de la causa, dado por los vínculos antes mencionado, el entorpecimiento de la causa era una posibilidad factible.

“Ángela está a salvo. Ustedes no saben lo que es vivir dos años pensando que en cualquier momento vienen por tu otra hija”, expresó en un video, entre lágrimas, Gloria Romero, mamá de Cecilia, al conocer la condena al clan Sena.

“Los Sena dijeron que, si les daban perpetua, se iban a encargar de mi otra hija”, advirtió.

En septiembre de 2023, Gloria se mudó con su hija al sur. Primero a Chubut y luego a El Bolsón, Río Negro. La exposición y la falta de garantías de seguridad hicieron que Ángela se lleve a su madre para protegerla. Para el juicio, Gloria regresó a Resistencia.

César Sena, ex pareja de la víctima, fue declarado culpable del delito de homicidio doblemente agravado por el vínculo y por haberse cometido en contexto de violencia de género. Marcela Acuña, madre de César, fue declarada culpable en carácter de partícipe primario del mismo delito, al igual que Emerenciano Sena, padre del principal acusado. De los otros cuatro colaboradores del clan imputados, Gustavo Obregón fue declarado culpable de encubrimiento agravado, al igual que Fabiana González. Gustavo Melgarejo, por su parte, fue considerado culpable del delito de encubrimiento simple. Griselda Reynoso fue la única declarada no culpable.

Para César Sena, condenado como autor del homicidio doblemente agravado por el vínculo y en contexto de violencia de género, y para los otros dos partícipes primarios, la ley prevé una pena única: prisión perpetua. El ensañamiento es una de las características de los femicidios y, en este caso, fue brutal. El cuerpo de Cecilia no apareció.

“No me dejaron nada de mi hija, todo estaba quemado, todo estaba destruido: era puro hollín. Lo único que me quedó fue un mechón de su cabello, cuando se lo cortó de adolescente”, relata Gloria.

Sin embargo, una evidente manipulación del orden del barro político partidario, deja sobre la mesa una contradicción: Para este gobierno libertario, ¿femicidio sí o femicidio no?

Se cansaron de exigir a otras mujeres que salgamos a gritar más fuerte por Cecilia, pues les convenía subirnos a un juego que no vamos a jugar: la demonización del feminismo, como pretendieron hacerlo con los discapacitados, los comedores, los hospitales. Nosotras gritamos por cada mujer asesinada a diario, pero no porque alguien desde un sillón, comiendo pochoclos, repite como un loro ¿Y dónde están las feministas?. Lo hacemos porque el feminismo es humanidad, es luchar por la otra, es una forma de transitar la vida.

Vuelven a usar los cuerpos de las mujeres asesinadas para llevar agua a un molino que desparrama sangre a diario. Y lo hacen desde la estafa discursiva. ¿Quién les da derecho a utilizar un femicidio como bandera de una causa que pretenden borrar del mapa?

Nos repugna el juego que plantean. Pretenden pintar al feminismo de un color político partidario. Pero crímenes como el de Cecilia, en el que el poder político tuvo un rol protagónico en su vida y en su muerte, el asco y la bronca se multiplican. El femicidio de María Soledad Morales y aquella lucha incansable por justicia, con todo el poder de una provincia, nos recuerda que no tenemos que bajar los brazos y que aún hoy existen verdugos del poder dispuestos a todo, amparados por la impunidad de un formato atroz y obsoleto de construcción de poder. Pero esto no les da derecho a los negadores del femicidio, enemigos declarados de la “ideología de género”, destructores de toda política de protección, a emitir una sola palabra por Cecilia. Porque solo les importa llevarla al juego macabro de un ring odiante.

Ni con Cecilia ni con ninguna. Porque no les importamos ni a unos ni a otros. Porque nos quieren calladas. Porque el silencio, y ellos lo saben perfectamente, está sentado a la derecha de la muerte.