Buenos Aires, 25 noviembre (NA) – Las fuerzas del centro que escaparon a la maquinaria de la polarización en las últimas elecciones viven momentos de definiciones cruciales en la Cámara de Diputados, en la antesala de la sesión preparatoria del 3 de diciembre en la que deberán quedar configurados los bloques que serán el fiel de la balanza del nuevo Congreso.
La rosca está en ebullición. Por un lado, el radicalismo explora un camino escarpado para la reunificación de sus dos bancadas, que en caso de fusionarse redundaría en un bloque de una docena de legisladores, un registro que, de todos modos, empardaría el piso histórico del partido centenario.
Las negociaciones penden de un hilo y pivotean en torno a la orientación política del bloque (más cercano o más lejano al oficialismo), un debate que termina reduciéndose en la puja por la conducción de la bancada.
El cornejismo busca imponer como presidenta a Pamela Verasay, una diputada radical violácea que renovó su banca a través de la lista de La Libertad Avanza (LLA).
De ninguna manera la mendocina reúne condiciones admisibles para los diputados radicales de perfil más opositor, porque nunca aceptarían ser arrastrados a una postura de sumisión al Gobierno nacional.
De todos modos, ponen como garantía para la negociación que Martín Lousteau, uno de los que más confronta con la administración de Javier Milei, se corre de la discusión y no buscará quedarse con la presidencia.
“La idea es que el presidente no sea nadie ‘extremo’. A Lousteau no le interesa, no es el problema. El problema es el cornejismo. Si eligen a alguien violeta se rompe”, advirtieron fuentes parlamentarias del radicalismo “díscolo” en diálogo con la Agencia Noticias Argentinas.
Como contrapropuesta surgen como alternativa los nombres de los jujeños Jorge “Colo” Rizzotti y María Inés Zigarán, que no responderían a un extremo determinado, aunque está claro que el primero quedó del lado de Democracia para Siempre cuando se rompió el bloque UCR y la segunda llegará a la Cámara baja de la mano del gobernador Carlos Sadir, de Provincias Unidas, con una relación ambivalente con el Gobierno.
“Para mí el candidato es un jujeño. Valdés ya maneja el Senado y podría presidir el Comité Nacional. La elección es solo a los efectos de ser 12 y poder d’hontear. Nadie se jura amor eterno”, confesó a la Agencia Noticias Argentinas la fuente consultada, al referiese al pragmatismo que debería prevalecer como criterio para la reunificación.
Si no se ponen de acuerdo, hay seis diputados nacionales que quedarán en situación de disponibilidad: los mencionados Lousteau, Rizzotti y Zigarán, además del bonaerense Pablo Juliano, la porteña Mariela Coletta, y el correntino Diógenes González.
CÓMO SIGUE LA NEGOCIACIÓN
Estos diputados radicales de oposición moderada están siendo tanteados por Miguel Pichetto y Nicolás Massot, que quieren absorberlos en el nuevo interbloque de centro no mileísta ni kirchnerista que se está gestando sobre la base la estructura actual de Encuentro Federal con añadidos de Provincias Unidas y, posiblemente, de la Coalición Cívica.
“Se verá si la discusión decanta en el interbloque de centro, que es la idea de Massot, pero no debería llamarse Provincias Unidas porque con ese nombre echas gente, en vez de sumar”, señalaron desde el radicalismo más opositor a la Agencia Noticias Argentinas.
Si el oriundo de Río Negro y el ex presidente del bloque del PRO en la era Cambiemos tuvieran éxito en sus diligencias, el bloque de la UCR quedaría reducido al humillante número de seis legisladores nacionales, un tamaño minúsculo para un partido político con la historia del radicalismo.
Estos seis diputados del radicalismo violáceo son la mencionada Verasay; su coprovinciano Lisandro Nieri; la bonaerense Karina Banfi; los chaqueños Gerardo Cipollini y Guillermo Agüero y el entrerriano Darío Schneider.
Tampoco se descarta del todo la hipótesis de que el radicalismo alcance en el marco de las negociaciones un equilibrio tolerable por las distintas partes que le permita reunificar sus bancadas, y que esos 12 diputados armen interbloque con Encuentro Federal y otras fuerzas minoritarias de centro.
“La realidad es que con 12 diputados no entrás a ninguna bicameral. Y para habría que interbloquear yendo a un espacio de centro”, reconocieron las fuentes del radicalismo.
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