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Los mejores del fútbol argentino ya no clasifican a la Copa Libertadores

Buenos Aires, 9 diciembre (NA) – Durante muchos años, la Copa Libertadores fue territorio argentino. River campeón en 2015 y 2018, Boca competitivo, San Lorenzo levantando la copa en 2014 y una presencia permanente en instancias finales.

Desde aquel título de Madrid, todo cambió. Brasil creció, se ordenó, invirtió y estabilizó su sistema. Argentina, en cambio, entró en un espiral de cambios eternos que hoy tienen un impacto directo: ya no clasifica a los mejores equipos, sino a los que mejor se adaptan al reglamento coyuntural del momento, según supo la Agencia Noticias Argentinas

El fútbol argentino modificó su formato tantas veces en los últimos años que ya perdió cualquier noción de continuidad. Se cambió la cantidad de equipos, la forma de clasificar, los descensos, los promedios, las copas paralelas y hasta los criterios de mérito deportivo.

Cada temporada se reinventa todo y en ese caos, los clubes dejan de poder planificar. No es casualidad que mientras Brasil mantiene desde hace décadas un torneo estable de 38 fechas y una clasificación definida por la tabla, acá cada semestre se discute un sistema nuevo.

Esto deriva en un problema evidente: no siempre van los mejores a la Libertadores. En el listado de clasificados entre 2018 y 2025 hay equipos con jerarquía —River, Boca, Racing, Estudiantes, Talleres— pero también casos que exponen la distorsión del sistema.

Patronato entrando descendido, Tigre jugando desde la B, equipos que llegan por torneos menores, y clubes que acceden a fases previas sin el plantel para competir realmente a nivel continental. No es una cuestión de merecimiento: es una consecuencia directa del desorden.

Esa irregularidad se paga carísimo afuera. Mientras Brasil manda a Flamengo, Palmeiras, Fluminense, Atlético Mineiro con proyectos sólidos y planteles millonarios, Argentina envía equipos que muchas veces no están preparados para sostener una competencia que exige continuidad, inversión y estabilidad.

No sorprende que el último campeón argentino haya sido River en 2018 y que desde entonces los brasileños hayan ganado absolutamente todo. El contraste es estructural, no accidental.

Argentina tiene recursos, talento, historia y potencial. Pero mientras su sistema siga cambiando, mientras se clasifique por criterios que se modifican constantemente y mientras los clubes no puedan sostener procesos deportivos largos, la competitividad internacional seguirá cayendo. La Libertadores no perdona improvisación y hoy, lamentablemente, Argentina improvisa más de lo que construye. #AgenciaNA