Friburgo, Suiza, 10 diciembre (Enviado Especial NA)- Friburgo, capital del cantón homónimo, se distingue en el panorama suizo por ser un cruce de caminos cultural e histórico. Fundada en 1157 por Bertoldo IV de Zähringen, la ciudad ha conservado de manera excepcional su arquitectura medieval, lo que la convierte en un destino privilegiado para los amantes de la historia, la arquitectura gótica y la convivencia bilingüe (francés y alemán).
La Agencia Noticias Argentinas realizó una recorrida por esta ciudad de ensueño, por calles diminutas donde se resalta la imagen de un lugar, detenido en el pasado.
PERFIL HISTÓRICO: EL BASTIÓN DE LA CASA DE ZÄHRINGEN
La historia de Friburgo está íntimamente ligada a su estratégica fundación sobre un promontorio rocoso rodeado por el meandro del río Sarine. Esta ubicación defensiva fue clave para su desarrollo como una importante plaza mercantil y militar en la Edad Media.
Entre los siglos XIII y XV, Friburgo prosperó gracias al comercio y a la manufactura de paños. Este periodo de esplendor se materializó en obras monumentales como la Catedral de San Nicolás, cuya construcción abarcó cuatro siglos y se convirtió en el faro del arte gótico en la región.
El extenso sistema de murallas, torres y puertas de Friburgo está considerado uno de los conjuntos de fortificaciones medievales más grandes y mejor conservados de Suiza. Recorrer estas defensas ofrece una inmersión tangible en la historia militar de la ciudad.
Su posición geográfica, justo en la “Röstigraben” (la frontera cultural y lingüística entre las áreas francófona y germanófona de Suiza), ha definido su carácter único. Friburgo es un modelo de bilingüismo, donde el francés y el alemán coexisten en la vida cotidiana, la educación y la administración.
UN VIAJE A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
Friburgo ofrece una experiencia turística dual: la Ciudad Alta (Le Bourg) y la Ciudad Baja (La Basse-Ville), unidas por puentes históricos y un pintoresco funicular.
ARQUITECTURA Y VISTAS INELUDIBLES
* Catedral de San Nicolás: El punto focal de la ciudad. Además de su impresionante arquitectura gótica, sus vidrieras, obra maestra de artistas como Józef Mehoffer, y la ascensión a su torre panorámica, son experiencias obligadas.
* La Basse-Ville: El barrio más antiguo, conservado sin cambios significativos desde el siglo XVIII. Sus calles empedradas, puentes de madera como el Pont de Berne, y la placidez del río Sarine, invitan a un paseo pausado y fotogénico.
* Fuentes Históricas: La ciudad es famosa por sus numerosas fuentes renacentistas adornadas con estatuas, como la de San Jorge o la de la Samaritana, que añaden un encanto visual a las plazas medievales.
EFERVESCENCIA CULTURAL
* Museos de Alto Nivel: El Espace Jean Tinguely et Niki de Saint Phalle celebra la obra del influyente artista cinético local Jean Tinguely y su esposa, contrastando la historia medieval con el arte contemporáneo de vanguardia. El Museo de Arte e Historia complementa esta oferta con ricas colecciones que abarcan desde el arte sacro hasta la arqueología regional.
* Universidad de Friburgo: Fundada en 1889, inyecta una energía joven y cosmopolita, contribuyendo a la vibrante vida cultural y estudiantil de la ciudad.
GASTRONOMÍA DE TERROIR
Friburgo es un destino clave para la gastronomía suiza, siendo la puerta de la región de la Gruyère.
* Especialidades Lácteas: El cantón es famoso por el queso Vacherin Fribourgeois y el Gruyère AOP. La experiencia local por excelencia es la degustación de la Fondue Moitié-Moitié, la especialidad regional que combina ambos quesos.
* Ambiente Auténtico: Los cafés y bistrots de la ciudad baja ofrecen el ambiente perfecto para saborear la cocina local con vistas a los vestigios históricos.
En resumen, Friburgo no es simplemente una ciudad suiza; es un documento vivo donde la majestuosidad del Gótico se funde con una identidad bilingüe, ofreciendo al visitante un recorrido histórico profundo y un perfil turístico excepcionalmente rico y bien conservado. #AgenciaNA.
