Sudán, 17 diciembre de 2025 (NA) – Con apenas 13 años, Mishkat es una más de 15 millones de niños y niñas que están creciendo en Sudán, África, en medio de una guerra que no eligieron.
Habla bajito, pero cada palabra suya carga la fuerza de toda una generación: “Soy una niña pequeña. Mi voz es suavecita, pero necesito que alguien me escuche. Tengo sueños en mi corazón, tantos deseos que quiero cumplir”, comienza a desgranar su testimonio, al que accedió la agencia Noticias Argentinas.
“Primero, la guerra debe terminar. Quiero volver a mi hogar. Quiero reconstruir mi Sudán. Quiero continuar mis estudios”, prosigue.
Termina enfatizando, por sobre todo, “quiero que la gente pueda regresar a salvo a sus hogares, sin guerra, y que sus casas nunca más vuelvan a ser destruidas”.
Su historia se difunde como un llamamiento global para la acción y la compasión hacia los niños afectados por la crisis sudanesa.
La adolescente se convirtió en un símbolo de la esperanza y el sufrimiento de los niños de su país.
Comparte mensajes y poemas emotivos a través de organizaciones como ACNUR, pidiendo el fin de la guerra para poder volver a casa y reconstruir su país, un llamado a la paz y a la dignidad para su generación.
DEVASTACIÓN Y DOLOR
El desarrollo de la guerra aleja cada vez más ese sueño. Hospitales bombardeados, niños amputados, madres que huyen.
El conflicto que asola Sudán desde hace casi dos años se queda atascado, y en medio de una indiferencia creciente: más de 15 millones de niños necesitan ayuda humanitaria, y un tercio sufre desnutrición aguda.
Los combates se intensificaron especialmente en las regiones de Kordofán, que se han convertido en el “epicentro de los enfrentamientos”.
Shayna Lewis, de la organización estadounidense PAEMA para la prevención y eliminación de atrocidades masivas, conmocionó a la audiencia con su relato.
“Una bala perdida atravesó las paredes de su casa y le rompió una pierna. Hablaba conmigo, con los huesos unidos por alfileres metálicos”, dijo de una niña que conoció en el hospital Al Nao, en la región de Jartum.
Lewis habló de los niños mutilados por restos de explosivos, de las “16 violaciones de niños menores de cinco años, incluidos cuatro bebés de un año” registradas por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), de los cuidadores exhaustos, y de los hospitales convertidos en objetivos.
En el hospital Ahmed Gasim, las Fuerzas de Apoyo Rápido “destruyeron la única máquina de resonancia magnética cardiaca de Sudán, arrancaron los cables eléctricos y sabotearon las máquinas que no podían llevarse, en particular los respiradores pediátricos”.
En otros lugares, el ejército sudanés está lanzando barriles incendiarios y atacando mercados y mezquitas.
“Todas estas violaciones contra la población civil deben cesar inmediatamente”, insistió.
AMNISTÍA INTERNACIONAL
Hace muy pocos días, Amnistía Internacional publicó un nuevo informe en el que revela que las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) mataron deliberadamente a civiles, tomaron rehenes y saquearon y destruyeron mezquitas, escuelas y centros sanitarios durante un ataque a gran escala perpetrado en abril contra Zamzam, el mayor campamento para personas internamente desplazadas del estado de Darfur Septentrional.
Estas violaciones de derechos humanos deben ser investigadas como crímenes de guerra en virtud del derecho internacional.
El informe, “A refuge destroyed: RSF violations in Darfur’s Zamzam camp for internally displaced persons” (La destrucción de un refugio: Violaciones de derechos humanos cometidas por las Fuerzas de Apoyo Rápido en el campamento para personas internamente desplazadas de Zamzam, Darfur) documenta el ataque perpetrado por las RSF entre los días 11 y 13 de abril de 2025 contra el campo, donde se empleó armamento explosivo y se dispararon armas de fuego de manera aleatoria en zonas residenciales pobladas.
El implacable ataque provocó la huida del campamento de unas 400.000 personas y se enmarcó en la campaña militar para tomar el control de El Fasher, capital del estado de Darfur Septentrional, que las RSF habían iniciado en mayo de 2024.
Las RSF anunciaron que habían tomado el control de El Fasher el 26 de octubre, ejecutando a decenas de hombres desarmados y violando a decenas de mujeres y niñas durante la toma de la ciudad.
DESPRECIO POR LA VIDA HUMANA
“El horrendo y deliberado ataque de las RSF contra población civil desesperada y hambrienta en el campamento de Zamzam evidencia una vez más el alarmante desprecio de estas fuerzas por la vida humana. Se atacó sin piedad y mató a población civil, que fue despojada de artículos esenciales para su supervivencia y sustento, y quedó sin recurso alguno ante la justicia, mientras lloraba la pérdida de sus seres queridos. No se trató de un ataque aislado; formó parte de una campaña sostenida contra aldeas y campamentos para personas internamente desplazadas”, afirmó Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
“Algunos socios internacionales, como Emiratos Árabes Unidos, alimentaron activamente el conflicto armado al proporcionar armas a las RSF.”
El último informe de Tendencias Globales de ACNUR, publicado en junio de 2025, revela que a abril de este año más de 122 millones de personas en el mundo estaban desplazadas por la fuerza.
De ellas, el 69% son mujeres, niños y niñas que viven en contexto de crisis, huida y búsqueda de seguridad.
Actualmente, ACNUR brinda asistencia frente a decenas de emergencias y crisis prolongadas en diversos países, donde se esfuerza por garantizar la seguridad de las personas que han sido desplazadas por la fuerza.
Ya sea en Sudán, Siria, Ucrania, Afganistán o República Democrática del Congo, millones de personas escapan y necesitan protección, contención y apoyo.
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