Buenos Aires, 18 diciembre (NA) – San Juan es considerada la provincia más seca de Argentina, con zonas donde las lluvias anuales apenas alcanzan entre 80 y 120 milímetros, muy por debajo del promedio nacional. Este dato, que suele sorprender, explica gran parte de su paisaje árido, su fuerte dependencia del deshielo cordillerano y la histórica importancia de los sistemas de riego.
Según supo la Agencia Noticias Argentinas, la escasez de lluvias no es un fenómeno reciente. Forma parte de la identidad geográfica y productiva sanjuanina, marcada por un clima desértico, cielos despejados la mayor parte del año y una amplitud térmica que condiciona la vida cotidiana.
Lejos de ser una desventaja absoluta, esta característica convirtió a San Juan en un caso singular dentro del país: una provincia que aprendió a organizarse en torno al agua y a aprovechar al máximo cada gota disponible.
POR QUÉ LLUEVE TAN POCO EN SAN JUAN
La explicación está en su ubicación geográfica. San Juan se encuentra en el oeste argentino, al pie de la Cordillera de los Andes, lo que genera un efecto barrera que impide el ingreso de humedad proveniente del Pacífico.
A esto se suma la distancia respecto del Atlántico y la influencia de vientos secos, que reducen aún más las posibilidades de precipitaciones frecuentes. El resultado es un clima árido predominante, con lluvias escasas, concentradas en pocos episodios al año.
En algunas áreas, especialmente en los valles cordilleranos y zonas precordilleranas, pueden pasar meses completos sin una sola lluvia, algo poco común para la mayor parte del territorio argentino.
EL AGUA COMO EJE DE LA VIDA Y LA PRODUCCIÓN
En San Juan, el agua no cae del cielo: baja de la montaña. Los ríos alimentados por el deshielo, como el San Juan y el Jáchal, son fundamentales para el abastecimiento humano, agrícola e industrial.
Desde tiempos prehispánicos, y luego con mayor desarrollo durante la colonia y el siglo XX, se construyó una extensa red de canales de riego que permite transformar zonas desérticas en áreas productivas.
Gracias a este sistema, la provincia logró desarrollar actividades clave como:
* La vitivinicultura
* El cultivo de olivos
* La producción de frutas y hortalizas
* La generación hidroeléctrica
Sin riego artificial, gran parte del territorio sería prácticamente inhabitable.
CÓMO IMPACTA EL CLIMA SECO EN LA VIDA COTIDIANA
Vivir en una provincia donde casi no llueve cambia hábitos y percepciones. En San Juan, los días nublados son escasos y el sol está presente la mayor parte del año, algo valorado por muchos habitantes y visitantes.
El clima seco también influye en la arquitectura, en el uso responsable del agua y en una fuerte conciencia sobre su cuidado. No es casual que la provincia tenga políticas históricas vinculadas a la administración hídrica.
Al mismo tiempo, la baja humedad reduce ciertos problemas comunes en otras regiones, como la proliferación de hongos o el deterioro acelerado de construcciones, aunque plantea desafíos constantes frente a sequías prolongadas. #AgenciaNA






