Buenos Aires, 29 diciembre (NA) – Entre las sierras del sur de Córdoba se esconde una región que sorprende por su estética y su calma. Colinas suaves, caminos rurales, bodegas familiares y pequeños pueblos con ritmo pausado construyen un paisaje que muchos comparan con la Toscana italiana, pero con identidad bien argentina.
Se trata de la Sierra de los Comechingones, un corredor natural que combina naturaleza, turismo rural y producción vitivinícola, ideal para quienes buscan alejarse del ruido urbano y conectar con entornos abiertos, vistas amplias y experiencias sencillas, pero memorables.
Según supo la Agencia Noticias Argentinas, La región se caracteriza por un relieve ondulado cubierto de pinos, algarrobos y pastizales serranos, con valles donde aparecen chacras, viñedos y estancias. Todo invita a recorrer sin apuro, ya sea en auto, a pie o en bicicleta, disfrutando de panoramas que cambian con la luz del día.
PUEBLOS SERRANOS PARA RECORRER CAMINANDO
Uno de los grandes atractivos de la zona son sus pequeñas localidades, donde el turismo se integra de manera natural con la vida cotidiana. La Cumbrecita, Villa Alpina y pueblos cercanos conservan calles angostas, construcciones de estilo alpino y una propuesta pensada para el descanso.
Cafés, casas de té, restaurantes de cocina casera y ferias de artesanos forman parte del recorrido. El ambiente es tranquilo, con fuerte impronta natural y una sensación de desconexión que se mantiene incluso en temporada alta.
VIÑEDOS DE ALTURA Y BODEGAS ABIERTAS AL TURISMO
Al igual que en la Toscana, el vino tiene un rol central. Las bodegas de la Sierra de los Comechingones aprovechan un clima favorable, con buena amplitud térmica, suelos ricos y muchas horas de sol, condiciones ideales para el cultivo de la vid.
Entre las variedades más producidas se destacan Malbec y Syrah, aunque también crece la elaboración de blancos como Chardonnay. Muchas bodegas ofrecen visitas guiadas, degustaciones y venta directa, lo que permite conocer el proceso productivo y probar vinos con identidad serrana.
Para quienes disfrutan de los paisajes abiertos, el Mirador de los Cóndores es una parada obligada. Ubicado a más de 2.000 metros de altura, ofrece vistas panorámicas de las sierras y es uno de los mejores puntos para observar al cóndor andino en su hábitat natural.
El entorno, prácticamente intacto, es ideal para la fotografía, la contemplación y el senderismo, con amaneceres y atardeceres que tiñen las sierras de tonos dorados y rojizos.
SABORES LOCALES Y PRODUCCIÓN ARTESANAL
Otro rasgo distintivo de la región es su producción artesanal. Pequeñas granjas familiares elaboran aceite de oliva, quesos, miel y productos regionales, muchos de los cuales se pueden conocer a través del turismo rural.
Algunas estancias permiten participar de cosechas o procesos productivos, una experiencia que refuerza el vínculo con el territorio y suma valor a la visita. Estos productos suelen encontrarse en ferias y mercados locales.
CUÁNDO VISITAR LA SIERRA DE LOS COMECHINGONES
La mejor época para recorrer la zona es primavera y otoño, cuando las temperaturas son más suaves y el paisaje se muestra en su máximo esplendor. En primavera, los campos se llenan de flores y verdes intensos; en otoño, los viñedos cambian de color y crean postales únicas.
A todo esto se suma una gastronomía que combina tradición cordobesa e influencia italiana, con parrilladas, pastas caseras y platos elaborados con productos de la región, siempre acompañados por vinos locales. Una experiencia que se disfruta con los cinco sentidos y que convierte a este rincón serrano en uno de los secretos mejor guardados de Córdoba. #AgenciaNA






