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No las tires: cómo las sillas en desuso ganan nuevas funciones sustentables en el hogar

Siempre es lindo y, muchas veces necesario hacer cambios de muebles y hasta de los lugares de los mismos en las casas para darle otro sentido y clima al hogar, pero, despojarse de las cosas que nos acompañan desde hace años y que formaron parte del paisaje de la casa y la historia de sus habitantes en muchos momentos, se hace difícil desprenderse fácilmente. Por eso, existen opciones para darles una segunda oportunidad brindándoles una nueva función, quizás, en otro espacio.

Volver a pintar el comedor y querer combinar los colores con el mobiliario puede ser un motivo para generar un cambio en el juego completo de mesa y sillas, aunque también el uso constante genera un desgaste lógico y el cambio es necesario. Entonces, la silla deja de cumplir la función principal que tenía en la casa, pero, puede reconvertirse en el staff de muebles de un cuarto, a para apoyar masetas en el jardín, por ejemplo.

Ya no todas las sillas tienen un lugar fijo en el comedor. Muchas fueron desplazadas por el auge de las cocinas integradas, los livings funcionales o simplemente por cambios en los hábitos familiares. Sin embargo, lejos de convertirse en residuos, estos muebles encuentran nuevas vidas en el hogar gracias a la creatividad y a una mirada más sustentable. Por eso, en tiempos donde reducir, reutilizar y reciclar son pilares clave del consumo responsable, revalorizar objetos cotidianos como las sillas se vuelve no solo una tendencia estética, sino también un gesto consciente frente al descarte innecesario.

Cada vez más personas se suman al llamado rescate deco, una corriente que combina la estética vintage con el compromiso ambiental. Recolectar sillas abandonadas, intervenirlas y darles un nuevo rol se ha transformado en una actividad terapéutica y creativa para reconectar con el objeto, su historia en la casa y también con la capacidad de transformación de las personas.

Además, estas prácticas fomentan el consumo local y colaborativo. Ferias vecinales, grupos de Facebook y aplicaciones de trueque son escenarios frecuentes donde estos objetos encuentran un nuevo hogar, ya que, lo que no es funcional para una familia puede ser de utilidad para otra. Por eso, reutilizar sillas es mucho más que una solución estética, sino, un acto de sostenibilidad cotidiana.

Las sillas en desuso, ya sean heredadas, desparejas, rotas o pasadas de moda, pueden reconvertirse con muy pocos materiales en muebles auxiliares, soportes decorativos o incluso elementos protagonistas de nuevos espacios.

Algunas de las funciones más comunes que adoptan hoy en día son:

* Mesas de apoyo en dormitorios.
* Recibidores, ideales para libros, lámparas o velas.
* Percheros murales, al colgarse en la pared.
* Organizador de bufandas, bolsos o llaves.
* Soporte para plantas en patios, balcones o interiores, aportando altura y armonía verde.
* Organizador de ropa diaria, una alternativa práctica y estética a la silla de los usados.
* Espacio creativo infantil, combinadas con una mesa baja para actividades escolares o de juego.

UN GESTO SIMPLE CON IMPACTO AMBIENTAL

Reciclar muebles también ayuda a evitar el consumo de nuevos recursos, reduce la huella de carbono y alarga la vida útil de objetos que de otro modo terminarían en la basura o en contenedores callejeros.

Por eso, una pintura a la tiza, un almohadón reciclado o una planta colgante son suficientes para resignificar una silla vieja. Las redes sociales y ferias de diseño sustentable ya muestran cientos de ejemplos de reciclado creativo aplicados a este mueble tan básico como versátil.

Desde espacios minimalistas hasta rincones bohemios o vintage, la silla reciclada es hoy símbolo de estilo con conciencia y, transformar lo que ya tenemos es el primer paso hacia un hogar más sustentable.