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Un estudio reveló cuándo llegaron a Sudamérica los perros domésticos

Dos investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) participaron de un estudio internacional que reveló que los seres humanos llegaron a Sudamérica sin perros.

El trabajo, que fue publicado en la prestigiosa revista Proceedings B, analizó restos de animales prehispánicos y determinó que los más antiguos tienen entre 5 mil y 7 mil años, mientras que los primeros poblamientos humanos en la misma área datan de alrededor de 14 mil años.

Desde el CONICET explican que no hay registros de canes en ese lapso intermedio, lo cual permite deducir que su entrada se produjo bastante tiempo después: este grupo de animales domésticos se sumó al Cono Sur como parte de las sociedades agrícolas, con cierto grado de sedentarización, que introdujeron el cultivo del maíz en el área.

El becario del CONICET en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (FCNyM, UNLP) Lucio González Venanzi detalló que se analizaron restos arqueológicos de 70 perros procedentes de 43 sitios precolombinos de Mesoamérica hasta el norte de la Patagonia argentina.

El científico destacó que la mayoría de los antecedentes de estudios genéticos en perros proceden de Canadá y Estados Unidos, pero no había hasta ahora prácticamente registros de publicaciones similares más allá de Norteamérica.

“Se sabe que en esos países estos animales aparecieron junto con las primeras oleadas humanas, hace 15 mil o 16 mil años, y que desde ese momento se aislaron evolutivamente de sus parientes euroasiáticos hasta desarrollar un linaje único de América. La expansión canina hacia el sur continuó paulatinamente, junto con las comunidades que fueron migrando”, explica el experto, quien realizó los exhaustivos análisis junto a Luciano Prates, también investigador del CONICET en la FCNyM.

Así, los científicos platenses pudieron confirmar, en primer lugar, que los cánidos que habitaron Meso y Sudamérica también se corresponden con aquel linaje americano. “Pero después identificamos lo que en genética se conoce como cuello de botella, es decir que a medida que los perros se iban dispersando junto a los humanos hacia el sur, la diversidad genética fue disminuyendo hasta quedar muy restringida en comparación a las poblaciones que permanecieron en latitudes más al norte”, describe González Venanzi.

“Al estudiar los tiempos de esa divergencia entre las poblaciones de perros de Mesoamérica y los de Sudamérica, descubrimos que el último ancestro común se habría producido hace alrededor de 5 mil a 7 mil años, lo cual indica que estos animales ingresaron a Sudamérica recién en ese momento”, apunta Prates.

Lo más curioso apareció cuando los científicos comprobaron las coincidencias temporales de la introducción y colonización de los canes en el sur con los resultados de otras investigaciones: aquellas que ubican el arribo de poblaciones humanas en Sudamérica procedentes de Mesoamérica hace entre 5 mil y 7 mil años, y las que añaden el dato de que en ese mismo período se iniciaban en esta región la agricultura y el cultivo de maíz. “Esto nos sugiere fuertemente que los perros fueron introducidos por las poblaciones humanas dedicadas a la agricultura, que tenían un estilo de vida principalmente sedentario.

Hasta entonces, las comunidades que habitaban América del Sur dependían de la caza, la recolección y la pesca, y esto les confería hábitos móviles. Tenemos que empezar a concebir que el establecimiento de los perros domésticos en este sector del globo se dio de la mano de las poblaciones sedentarizadas productoras de alimentos”, señala González Venanzi.

Prates agregó que “al menos al sur de Sudamérica, los perros de aquel entonces eran en su mayoría de porte mediano a pequeño, con un peso estimado entre 10 y 15 kilogramos y sin ningún rasgo distintivo en particular” y que “los europeos, en cambio, trajeron razas grandes como los mastines o los galgos, que progresivamente fueron reemplazando a las poblaciones nativas, y por eso hoy casi no se conserva información genética de aquellos ancestros”.