El consumo de cerveza se dispara durante el verano, con las típicas lagers rubias y refrescantes que se asocian con el mar, la playa y los atardeceres, aunque las bajas temperaturas del invierno también le abren la puerta a una gran cantidad de estilos que se disfrutan más con el frío.
Estas variedades suelen ser más robustas, complejas y aromáticas. Además, tienen la particularidad de que suelen tomarse a una mayor tempertura que las cervezas de verano, entre los 5° y 8°C, algo que a priori puede sonar raro para el público masivo que cree que la cerveza siempre debe tomarse bien helada.
Esto permite que los aromas y sabores se expresen plenamente. Este cambio en la forma de consumo habilita a descubrir notas tostadas, frutales y especiadas que se pierden si la bebida está demasiado fría.
Para entender mejor este fenómeno, María Sol Cravello, Sommelier de Cerveza y Certified Cicerone, quien lleva más de una década dedicada a la cultura cervecera y actualmente trabaja para Cervecería y Maltería Quilmes, destaca: “La cerveza no tiene una única manera de tomarse. En invierno podemos levantar unos grados su temperatura y descubrir un abanico de aromas que sorprende hasta a los más clásicos”.
LAS CERVEZAS NEGRAS, UN CLÁSICO DEL INVIERNO
Las cervezas negras u “oscuras” son las estrellas de la temporada invernal. Porters, Stouts, Brown Ale o Wee Heavy despliegan perfiles que recuerdan al café espresso, chocolate amargo, frutos secos o pasas. El secreto está en el tostado de la malta, que aporta complejidad y un cuerpo más robusto.
Además, suelen presentar espumas densas y de colores intensos, lo que realza la experiencia sensorial. Tomarlas muy frías atenúa esa riqueza aromática, por lo que es recomendable servirlas a mayor temperatura para percibir todas sus capas de sabor.
Según Cravello, la clave está en animarse: “Muchos creen que la cerveza oscura es demasiado pesada, pero en realidad existen versiones muy equilibradas y fáciles de tomar. Son una gran puerta de entrada al mundo de las cervezas invernales”.
EL UNIVERSO DEL LÚPULO: IPAS Y SUS DERIVADOS
No todo es malta tostada. Las cervezas con fuerte identidad lupulada, como las IPA, APA o NEIPA, también tienen mucho para ofrecer en invierno. Estos estilos concentran aromas frutales y herbales que van desde los cítricos hasta las notas resinosas.
Cuando se sirven a temperaturas un poco más altas, los aceites esenciales del lúpulo se expresan mejor, potenciando una espuma perfumada y sabrosa. Cada combinación de lúpulos -provenientes de distintas regiones del mundo- abre un abanico de matices únicos.
La versatilidad de estas variedades hace que puedan acompañar tanto una comida reconfortante como una picada más ligera, demostrando que el invierno no está reñido con la frescura.
CERVEZAS ESPECIALES: AÑEJADAS, ESPECIADAS Y ÚNICAS
Más allá de los estilos clásicos, hay un universo de cervezas de guarda y ediciones especiales que se vuelven protagonistas en esta estación. Se trata de variedades añejadas en madera o con agregados de especias, frutas exóticas, cacao o coco tostado.
Estas cervezas suelen tener múltiples capas de sabor y aroma, lo que las convierte en opciones ideales para degustar lentamente, casi como un buen vino o un destilado. El invierno, con sus tiempos más pausados, parece ser el contexto perfecto para disfrutarlas.
En palabras de Cravello, “la cerveza tiene una versatilidad infinita: desde una Stout cremosa hasta una IPA intensa, cada estilo encuentra su momento. Lo importante es animarse a probar y no quedarse solo con lo conocido”.
MARIDAJES DE INVIERNO: LA MEJOR COMPAÑÍA
Al descubrir este abanico sensorial, el maridaje se vuelve inevitable. Las cervezas invernales combinan a la perfección con platos potentes y reconfortantes:
* Guisos y estofados de carne.
* Pastas rellenas, risottos y lasañas.
* Carnes asadas o al horno.
* Postres de chocolate y crema.
La clave está en encontrar un balance: las notas tostadas de una Porter realzan un pastel de papas, mientras que una IPA fresca puede cortar la intensidad de un risotto cremoso. La combinación abre un abanico de posibilidades para quienes buscan nuevas experiencias gastronómicas.
Lejos de limitarse a la típica lager helada, la cerveza ofrece un universo que se expande en los meses fríos. Estilos oscuros, lupulados o añejados invitan a redescubrir aromas y sabores que sorprenden incluso a los paladares más clásicos.