“Correr” de un lugar a otro por horarios apretados organizados por la agenda laboral, es un factor que ayuda a la desorganización alimentaria de las personas. Por eso, respetar los momentos de las comidas no solo es una cuestión de nutrición, sino también de salud. La psicología sostiene que la rutina alimentaria influye en:
* Estado de ánimo.
* Concentración.
* Energía diaria.
En tal sentido, cuando las personas alteran constantemente sus horarios de comida, el cuerpo recibe señales contradictorias, lo que puede generar:
* Ansiedad.
* Irritabilidad.
* Cambios en el metabolismo.
Esta irregularidad también se relaciona con hábitos de sueño desordenados.
Asimismo, el impacto psicológico de no comer en los horarios regulares se refleja en la capacidad de concentración y en la memoria.
Según los expertos, saltarse comidas también puede provocar que la persona recurra a alimentos poco saludables por hambre excesiva, lo que puede generar:
* Sobrepeso.
* Problemas digestivos.
* Estrés emocional.
BENEFICIOS DE COMER A HORARIO
Desde la perspectiva psicológica, mantener un horario fijo de comidas contribuye a desarrollar disciplina y control emocional. La rutina alimentaria funciona como un ancla en el día, aportando estructura y reduciendo la sensación de caos.
Por eso, la planificación de las comidas, incluso con meriendas saludables, permite estabilizar los niveles de glucosa y energía. Esto tiene un efecto directo sobre:
* Motivación.
* Rendimiento laboral.
* Estabilidad emocional.
IDEAS PARA ORDENAR ACTIVIDADES Y COMER A HORARIO
* Establecer alarmas.
* Organizar el menú semanal.
* Evitar comer frente a pantallas.
Estos pequeños cambios en la rutina pueden mejorar significativamente la relación con la comida y la salud mental.