Lo que comenzó como un proyecto para modernizar el reciclaje porteño terminó en un contrato millonario con prórrogas, ampliaciones y vínculos políticos que aún hoy levantan sospechas. En 2017, la Ciudad adjudicó a la UTE Ecomac Ambiental S.A. – Coinsa Construcciones S.A. – U.T.E. la instalación “llave en mano” de una planta automática de reciclaje en el predio de Herrera 2124. En los papeles, el contrato inicial estaba valuado en el equivalente a USD 7.158.000, pero en poco tiempo se sumó una ampliación del 28,51% (unos $40.500.000) y nuevas contrataciones vinculadas al mantenimiento.
LA OBRA Y LOS NÚMEROS
El objetivo oficial era la “provisión, instalación y puesta en marcha de una línea automática completa para la recepción, separación y preparación de materiales reciclables”. La Orden de Compra se perfeccionó el 30 de enero de 2017, con fecha de inicio prevista para el 14 de febrero de ese año y finalización en octubre. Pero la falta de disponibilidad del predio obligó a neutralizar plazos y reprogramar la obra: recién en 2018 se estableció una nueva fecha de finalización.
La Resolución 120/SSHU/18, publicada en el Boletín Oficial de la Ciudad, convalidó una ampliación del contrato de casi un 30%. En los considerandos se justificó por “adaptaciones técnicas” y “costos adicionales”, pero hasta hoy no se conoce públicamente el detalle que explica semejante incremento.
QUIÉNES SON COINSA Y LOS MACCARONE
Coinsa Construcciones S.A. se presenta como la continuidad del histórico Grupo Maccarone, que participó en proyectos como Norcenter, Soleil y Patio Bullrich. En avisos societarios figuran como autoridades Nicolás Maccarone y Martín Nicolás Maccarone.
La empresa compartió la adjudicación con Ecomac Ambiental S.A., formando una UTE que en la práctica se repartió tareas de importación de maquinaria, montaje y operación.
EL CONTRATO DE LA PLANTA DE RECICLAJE NO FUE EL ÚNICO
Documentos oficiales muestran que la UTE y Coinsa obtuvieron otros actos administrativos y órdenes de compra:
1. Renglón 1 (maquinaria, montaje y puesta en marcha): adjudicado por casi USD 7.000.000.
2. Renglón 2 (servicio de operación y mantenimiento): contratos por $14.400.000 y posteriores prórrogas.
3. Resoluciones de 2018 a 2021: varias ampliaciones y demasías vinculadas a la misma planta (nivelación, vigilancia, traslado).
4. Resolución 75/SSHU/21: continuidad en la prestación de mantenimiento.
5. Informe de la Auditoría General de la Ciudad (AGCBA): incluyó el contrato en sus revisiones, con observaciones sobre cronogramas y controles.
6. Contrataciones menores en otros organismos: registros muestran adjudicaciones de montos reducidos en distintas dependencias, siempre bajo la razón social Coinsa Construcciones S.A.
La relación con el Estado no se limitó a un único contrato, sino a un esquema extendido en el tiempo que combinó obra, ampliaciones y mantenimiento.
EL CONTEXTO POLÍTICO: FELIPE MIGUEL
El jefe de Gabinete, Felipe Miguel, y el entonces ministro de Ambiente y Espacio Público, Eduardo Macchiavelli, fueron las máximas autoridades políticas responsables de la Subsecretaría de Higiene Urbana, área desde donde se instruyeron los actos administrativos.
En otras palabras, fue la administración de CABA la que entregó millones de dólares a una UTE integrada por la empresa de los Maccarone.
EL PRESENTE: MACCARONE, EL “FUNCIONARIO FANTASMA” DE CAPUTO
Lo que convierte a este expediente en un caso político es que, años después, uno de los apellidos centrales —Martín Maccarone— volvió a aparecer en escena. Según medios como Letra P, hoy ocupa un despacho en el Ministerio de Economía y se presenta como secretario coordinador de Infraestructura en el equipo de Luis (Toto) Caputo, pese a que su nombramiento nunca se publicó en el Boletín Oficial.
Constructores de la Cámara Argentina de la Construcción lo describen como un “viceministro fantasma”, con influencia sobre concesiones y obras públicas. Además, su cercanía con Santiago Caputo —sobrino del ministro y asesor presidencial— lo ubica en el círculo de máxima confianza del Gobierno.
El vínculo entre los contratos millonarios obtenidos en la Ciudad y la presencia de Maccarone en el Palacio de Hacienda alimenta las suspicacias: ¿se trata de un empresario con suerte en licitaciones o de un operador con respaldo político que trasciende gestiones?