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Humor violento y misoginia disfrazada: el repudio de las mujeres famosas que dijeron basta

El repudio a una serie de publicidades que circularon en redes sociales en los últimos días sigue creciendo. Con contenido que banaliza la violencia de género a través del humor, los videos fueron señalados por referentes feministas, periodistas y ahora también figuras del espectáculo, que alzaron la voz ante lo que consideran un retroceso alarmante en la forma de comunicar.

Este fue el caso de Flor Jazmín Peña, quien escribió en su cuenta de X: “Bua, nos tapó el agua ya. Qué semanita.” Su frase, breve pero contundente, se da en un contexto sensible para la actriz, ya que su expareja, Ramiro Ponce de León, deslizó recientemente en medios que tendría en su poder material íntimo de ella, lo que vuelve a poner sobre la mesa la violencia digital y la exposición no consentida.

También opinó Ana Celentano, actriz con una extensa trayectoria en cine y televisión (El hijo de la novia, Las viudas de los jueves), que no ocultó su indignación ante el mensaje transmitido por las campañas:

“No puedo creerlo… y sí, lo creo. Hay una especie de ‘sentido común’ que nos hace volver a foja cero, como si no pasara nada. Como volver a usar ‘mogólico’ como insulto, naturalizarlo. Y no. NO. 247 femicidios por año, NO. En el país de Loan, de María Cash, de Marita Verón, de 30 mil desaparecidos, NO.”

Por último, Sol Ferreyra, más conocida como Sol Despeinada, médica, feminista y divulgadora con gran presencia en redes, aportó una mirada tan crítica como irónica. Además de coincidir con las denuncias de misoginia, cuestionó la efectividad del mensaje desde el punto de vista del marketing:

“Suscribo por supuesto a todas las observaciones que estoy leyendo en las redes, pero quiero sumar una más: ¿Cómo es que este guión vende el producto/servicio de la marca? Conozco la empresa, claro, pero ¿qué vende esta publicidad? ¡DÍGANME QUÉ VENDEEEEEEE, AHHHHHH!”

Y cerró:“Otra vez venden humor misógino como en los 90s. Solo eso. Solo venden humor misógino para que te acuerdes de la marca. El humor misógino volvió a la moda.”

Las campañas en cuestión fueron producidas por la estación Shell Crespo, en Entre Ríos, y por la estación YPF El Trébol, en Córdoba. En ambas, se representa a una mujer siendo tratada como un estorbo, envuelta en una bolsa y “despachada”, provocando indignación por la forma en que se trivializa la violencia contra las mujeres.

Lejos de generar gracia o empatía, los mensajes reactivaron memorias dolorosas en un país donde los femicidios ocurren cada 35 horas, y donde miles de mujeres aún están desaparecidas.