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El Dorado: La historia de un sueño familiar que se transformó en un imperio gastronómico en Pinamar

Lo que comenzó como el sueño de un traumatólogo de tener un balneario en su lugar de veraneo, se convirtió en una de las historias de emprendimiento más inspiradoras de Pinamar. Hoy, El Dorado no es solo un parador, sino el fruto de una visión familiar, mucho sacrificio y una apuesta por la innovación que hoy lo sitúa a la vanguardia.

La historia de El Dorado comienza en 2013, cuando Guillermo Cardinali, un traumatólogo con una pasión de toda la vida por Pinamar, y su esposa Patricia A. Clare, compraron el icónico balneario. A pesar de no tener experiencia en gastronomía, la oportunidad de cumplir un sueño pudo más que los miedos. Sin embargo, la primera temporada fue un caos. El trabajo era abrumador, y no daban abasto.

Fue entonces cuando la segunda generación entró en acción. Julián Cardinali, hijo del fundador, y su pareja, María Florencia Gauna, decidieron sumarse al proyecto en 2014. “De a poquito fuimos ganando terreno”, recuerda Julián. Lo que comenzó con Florencia en el alquiler de carpas y Julián como cocinero, pronto se convirtió en un control total del negocio.

LA RECETA SECRETA: DE LA LUCHA A LA EXCELENCIA

Los primeros años fueron una verdadera prueba de fuego. “No ser del rubro ni del lugar lo tornaron muy complicado”, confiesa Julián. La pareja enfrentó años de lucha, sacrificios y problemas económicos, pero cada obstáculo los unió y fortaleció. Esa base, construida a base de esfuerzo, les enseñó la importancia de la calidad y la estandarización.

En 2017, con la necesidad de remodelar el balneario para no perder su concesión, Julián se embarcó en una búsqueda incansable de la excelencia. Viajó por el mundo, estudiando métodos para optimizar la calidad del servicio y de la comida. La clave la encontró en dos pilares: el “Know-How”, un manual detallado sobre cómo debía ser la atención al cliente, y el método “Cucanchil”, un sistema para producir comida de alta calidad que se puede servir en solo diez minutos. Este método consiste en cocinar, abatir la temperatura de los alimentos y luego envasarlos al vacío, manteniendo intactos sus sabores y nutrientes.

MÁS ALLÁ DE LA PLAYA: EL NACIMIENTO DE UN IMPERIO GASTRONÓMICO

La implementación de estas técnicas revolucionó el negocio. El Dorado experimentó un crecimiento exponencial, recibiendo elogios de sus clientes. Pero el éxito trajo un nuevo desafío: la producción se volvió tan grande que el restaurante no podía manejarla.

Para mantener la calidad, tomaron una decisión audaz: crear un Centro de Producción de Alimentos. En el invierno de 2021, tras una gran inversión, montaron un espacio exclusivo para este fin. Con esta movida, El Dorado dejó de ser solo un parador para convertirse en un proyecto de “emprendedores gastronómicos”, con la meta de expandir la marca más allá de la playa.

La historia de El Dorado es una prueba de que los sueños, con trabajo duro y una pizca de innovación, pueden crecer y transformarse en algo mucho más grande. Es un relato de familia, resiliencia y la búsqueda incansable de la excelencia.