El eterno conductor político de Misiones intentó reemplazar el glifosato con un bioherbicida local. El plan terminó en un fiasco: el producto era un insecticida inservible, costó millones a los contribuyentes y benefició a socios del hijo de Carlos Rovira.
En Misiones, donde el poder político tiene nombre y apellido desde hace más de dos décadas, Carlos Rovira volvió a quedar en el centro de la polémica. Esta vez no por su control férreo de la Legislatura, sino por un experimento millonario que prometía revolucionar el agro y terminó en un escándalo.
En 2023, el líder del Frente Renovador inauguró con bombos y platillos Agro Sustentable S.A., una fábrica en Posadas que iba a producir un sustituto biológico del glifosato. El herbicida más cuestionado del mundo, utilizado en la producción de yerba, té, tabaco y cítricos, tenía fecha de vencimiento en Misiones: sería prohibido y reemplazado por este flamante producto “hecho en casa”.
La realidad fue muy distinta. El supuesto bioherbicida resultó ser un simple insecticida sin ningún efecto visible. Así lo confirmó el SENASA, en una resolución lapidaria. Mientras tanto, Agro Sustentable —la empresa creada para el negocio verde— compraba un producto en Tucumán y se lo revendía al gobierno misionero, que a su vez lo entregaba gratuitamente a colonos dispuestos a abandonar el glifosato.
Los únicos que perdieron fueron los productores y los contribuyentes. Las quejas no tardaron en llegar: los cultivos sufrían pérdidas y el nuevo insumo no servía para nada. El gobierno provincial, acorralado por el fracaso, debió posponer la prohibición del glifosato hasta 2030.
Detrás de Agro Sustentable aparece un entramado de vínculos familiares. El socio principal de la firma es Joaquín Basanta, amigo y socio de Ramiro Rovira, hijo del exgobernador. Juntos compartieron negocios gastronómicos, boliches y organización de fiestas. Una amistad que se transformó en contrato millonario con el Estado provincial.
El fiasco de Agro Sustentable dejó a la vista el costado más oscuro de la política renovadora: uso de fondos públicos, favoritismo y negocios en familia. Hoy, con la fábrica convertida en un símbolo del fracaso, Rovira ensaya un nuevo giro. En la Legislatura impulsó un proyecto para reflotar la Biofábrica Misiones, aquella que existía antes de su aventura verde y que había quedado relegada.
Pero el golpe político ya está dado. Acostumbrado a ganar, esta vez Rovira chocó contra su propio invento. La “estafa verde” que prometía independencia del glifosato terminó siendo una jugada millonaria que solo benefició a su entorno más cercano.