Un insólito y grave blooper de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, reveló su seguimiento personal y directo sobre el caso del presunto narcotraficante Federico Machado, que salpica de lleno al candidato libertario José Luis Espert. La ministra intentó comunicarse con el fiscal antinarcóticos que investiga el caso, Diego Iglesias, pero se equivocó de número y llamó al periodista homónimo, a quien le preguntó sin preámbulos por el estado de la extradición.
El propio periodista, Diego Iglesias, fue quien relató la increíble secuencia en su programa de radio, generando un revuelo inmediato por la desprolijidad y por lo que revela la llamada: el interés de la ministra en una causa judicial de alto voltaje político.
“¿CÓMO VIENE EL TEMA ESTE DE LA EXTRADICIÓN DE MACHADO?”
El periodista contó que el jueves a las 8:15 de la mañana recibió una llamada de un número que tenía agendado como “Patricia Ulrich”. Al atender, pensando que se trataba de la ministra, la escuchó ir directamente al grano.
“Atiendo, le digo, ‘¿Qué tal, Patricia? ¿Cómo te va?’ Y directamente me dice, ‘Ah, ¿qué haces? ¿Cómo andas? Escuchame. ¿Cómo viene el tema este de la extradición de Machado?'”, relató Iglesias al aire.
Sorprendido, el periodista le repreguntó, y Bullrich insistió: “Sí, sí, ¿cómo viene el tema de la extradición de Machado?”. En ese momento, Iglesias se dio cuenta del grave error.
“Le digo, ‘Patricia, me da la impresión de que vos querés hablar con mi homónimo, que es el fiscal de la Procuraduría, el fiscal que investiga delitos narcos que se llama Diego Iglesias'”, continuó el conductor.
NERVIOSISMO Y UN FINAL ABRUPTO
Según el relato del periodista, la reacción de la ministra al darse cuenta de su error fue de puro nerviosismo. “Se pone muy nerviosa (…) me dice, ‘Uy, no, no.’ Y veo que se ríe. ‘Disculpá, disculpáme, disculpáme’, me dice, así como varias veces”, contó Iglesias, quien lamentó entre risas no haberle “seguido el juego” para averiguar qué más quería saber la funcionaria.
“Se la tenía que haber seguido porque si se la seguía averiguaba un poco más qué quería saber exactamente”, reflexionó el periodista. La llamada terminó abruptamente con un “beso, beso, chao” de la ministra.
El blooper, además de la anécdota, deja al descubierto el interés personal de la titular de la cartera de Seguridad en una causa que complica a un aliado clave de su gobierno y que está en el centro de la escena política.