Si bien en la Argentina no se registran casos de fiebre amarilla desde 2009, el Ministerio de Salud reforzó la vigilancia, la prevención y la detección temprana de la enfermedad ante el aumento de casos en los países vecinos.
La cartera sanitaria informó que el país se encuentra en una situación epidemiológica “estable”, sin registro de casos humanos importados desde 2018, ni circulación autóctona desde 2009.
En tanto, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reportó un aumento de la actividad viral de fiebre amarilla durante 2025, con brotes registrados principalmente en Brasil y Colombia, y casos aislados en Bolivia.
En Brasil se notificaron epizootias, es decir el brote de esta enfermedad en animales, en los estados de Minas Gerais y San Pablo, mientras que en Bolivia se registró un caso humano en el departamento de Tarija, cercano a la frontera con Argentina.
Ante este escenario el gobierno argentino reforzó la vigilancia activa de primates y mosquitos en coordinación con los servicios provinciales y los laboratorios de la Red Nacional de Diagnóstico que cuentan con capacidad para la detección molecular de fiebre amarilla y el seguimiento de eventos adversos asociados a la vacunación En lo que va del año se han estudiado 142 casos sospechosos en humanos y cinco epizootias cuyos resultados fueron negativos.
A su vez, el Ministerio de Salud prevé enviar 44.600 nuevas dosis a las zonas con riesgo de circulación viral que incluyen a las provincias de Formosa, Misiones, Corrientes y departamentos específicos de Jujuy, Salta y Chaco.
En las jurisdicciones en donde no existe riesgo de transmisión, la vacunación se recomienda únicamente a viajeros que se dirijan a zonas con circulación comprobada o que lo requieran por exigencias del país de destino. La vacuna ofrece protección de por vida y se debe aplicar al menos diez días antes del viaje.
La fiebre amarilla es una enfermedad viral, causada por la picadura de mosquitos infectados, comienza en forma brusca, con fiebre alta, escalofríos y dolor de cabeza, aunque también puede provocar dolores musculares, náuseas y vómitos. Y en casos más extremos, una falla orgánica múltiple.