Francisco Parra, uno de los nueve detenidos por el triple crimen de Florencio Varela, prestó declaración indagatoria este viernes ante el fiscal Adrián Arribas y manifestó que “lo único raro” en la casa “eran las camas nuevas”.
Conforme al documento que accedió la agencia Noticias Argentinas, el joven de 18 años indicó que “todo comenzó cuando se cortó la mano con una amoladora”, motivo por el que visitó hospitales hasta que concurrió a un nosocomio en la localidad bonaerense de Wilde, donde lo atendió “un especialista en miembros superiores” y “el proceso de rehabilitación” finalizó “el viernes 19 de septiembre” (la noche en la que las tres víctimas fueron trasladadas hasta la casa donde sufrieron torturas y las asesinaron).
“Me operaron a la mañana, salí a la tarde”, reveló, y dijo que el domingo 21 “a las 7 de la tarde” concurrió al domicilio de Celeste Magalí González Guerrero para “acompañar a mi señora”, donde “se quedaron hasta las 2 de la mañana del lunes 22”.
Parra recordó que Guerrero llamó a su mujer “para preguntarle si podía cuidar al nene” porque ella retiraba al menor: “Lo dejaba al cuidado nuestro y se iba a trabajar”.
“(…) Pero cuando llegamos esperamos en la puerta de la casa que llegue Celeste, la llamé y le pregunté si tardaba mucho en llegar. Me dijo que no que se había tomado el DiDi todavía y en 5 minutos llegaba. Después me envió un mensaje de WhatsApp con una foto y en esa foto decía que habían aparecido tres chicas”, agregó.
En otro tramo de la declaración, el implicado explicó que ese domingo y el lunes acudieron al inmueble de la calle Chañar 701, donde “no vieron nada raro”, pero “lo único” que les llamó la atención fueron “dos camas nuevas” y “las llaves de la puerta trasera no estaban”.
El acusado describió en la casa hay “una entrada, unos sillones en un living chiquito y al lado un comedor”: “Entrando más al pasillo hay un baño de frente (…) Nunca salí al patio”.