Más de cuatro décadas después de su publicación original, Nebraska, el disco más sombrío y minimalista de Bruce Springsteen, regresa en una nueva edición remasterizada que acompaña el estreno mundial de Springsteen: Deliver Me from Nowhere (Música de ninguna parte), la película que retrata el proceso de creación del álbum y el difícil momento personal que atravesaba el músico.
Lanzado en 1982, Nebraska nació casi por accidente: Springsteen grabó una serie de maquetas acústicas en su casa de New Jersey, pensando en desarrollarlas luego con la E Street Band. Pero tras varios intentos de recrear esas canciones en estudio, comprendió que nada igualaba la fuerza emocional y la crudeza de aquellas cintas caseras. Así, decidió editarlas tal cual estaban: voz, guitarra y una atmósfera áspera que marcó un giro radical en su carrera.
La nueva edición —disponible en vinilo, CD y plataformas digitales— incluye una restauración del sonido original a partir de las cintas de cuatro pistas, además de un segundo disco con versiones inéditas, tomas alternativas y notas escritas por el propio Springsteen.
El lanzamiento coincide con la llegada a los cines de Deliver Me from Nowhere, dirigida por Scott Cooper y protagonizada por Jeremy Allen White, que reconstruye los meses en que el artista, aislado y en plena crisis emocional, concibió una de las obras más influyentes del rock estadounidense.
A diferencia de otras biografías musicales, la película evita el sensacionalismo y se concentra en el costado introspectivo del músico: un hombre que, sin adicciones ni escándalos, libraba una batalla silenciosa contra la depresión y la sombra de un padre alcohólico.
Mientras el film ofrece una mirada íntima sobre el proceso creativo, el relanzamiento de Nebraska devuelve a los oyentes la intensidad original de un álbum que habló de la América invisible: de los perdidos, los fugitivos, los que avanzan a ciegas buscando una razón para creer.
Más que una coincidencia, la llegada conjunta del disco y la película funciona como un diálogo entre el mito y el hombre, entre el artista y su reflejo. Cuatro décadas después, Nebraska sigue sonando como un susurro en medio del ruido.






