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El día que Maradona hizo olvidar la rivalidad entre Lanús y Talleres por una causa solidaria

El 11 de junio de 2008, Diego Armando Maradona decidió participar dentro de la cancha en un partido solidario para recaudar fondos para ayudar a Talleres de Remedios de Escalada, el denominado “El partido de la amistad”.

El Club Lanús y Talleres –el clásico original, antes de Banfield—decidieron llevar adelante un partido para ayudar al equipo de la calle Coronel Timote 3401, de Remedios de Escalada, porque estaba en una situación crítica: al borde de la quiebra.

Maradona, un jugador que jamás olvidó de dónde salió antes de llegar a las grandes ligas del fútbol internacional, optó por vestir la camiseta del “Granate” para generar una mayor expectativa en los hinchas, los cuales llenaron la popular y contribuyeron de manera activa en la acción de apoyo.

Si bien la mirada estuvo puesta en el partido, los fanáticos miraron firmemente a Maradona realizando su magia dentro del campo de juego. De esta manera, les regaló una postal irrepetible: Diego Armando Maradona con la camiseta de Lanús. La fotografía recorrió todos los medios de comunicación y se encuentra dentro del Museo Granate, situado en la sede del Club Atlético Lanús.

Como si fuese poco, el “Diez” decidió regalarles a los espectadores un verdadero show y se cambió de camiseta en el segundo tiempo del partido. Maradona pasó de vestir los colores granates a la característica camiseta rayada de Talleres de Remedios de Escalada.

Todo parecía indicar que Maradona debía desplegar su magia solo, pero en Talleres se encontraba un joven delantero talentoso que años más tarde demostraría todo su potencial en Independiente: Germán “El Tanque” Denis.

El atacante del “Tallarín” y “Pelusa” comenzaron a compartir la pelota, entendiendo el juego con una complicidad natural, casi mágica. Entre pases, gambetas y sonrisas, generaron jugadas que desataron la ovación de las tribunas. Así, aquella jornada solidaria dejó de ser un simple amistoso para convertirse en una tarde de leyenda, donde el fútbol volvió a ser alegría, emoción y encuentro. Porque cuando Maradona pisaba una cancha, el tiempo se detenía y el juego se transformaba en poesía.

Aquella noche del 2008 quedó grabada en la memoria de todos los que estuvieron allí. No fue solo un partido: fue un acto de amor al fútbol y a la gente. Maradona, con su magia intacta y su corazón generoso, unió a dos clubes rivales bajo una misma bandera solidaria.

En cada toque, en cada sonrisa y en cada ovación, el “Diez” volvió a recordarle al mundo que el fútbol, cuando pasa por sus pies, deja de ser un juego para convertirse en un sentimiento eterno.