Buenos Aires, 2 diciembre (NA) — A menos de un año para el Mundial de Estados Unidos, Canadá y México 2026, una de las grandes incógnitas del fútbol mundial gira alrededor del estado físico con el que Lionel Messi llegará a la competencia.
Según la investigación de la Agencia Noticias Argentinas, a los 39 años, el capitán argentino enfrentará un desafío que excede por completo la dinámica que transita hoy en Inter Miami, donde combina un calendario más flexible con una liga de menor jerarquía en comparación con las competencias que marcaron su carrera, como la Champions League, La Liga o la Ligue 1.
Desde su desembarco en la MLS, Messi logró sostener un nivel competitivo adecuado para su continuidad, pero también vivió algunos contratiempos musculares que obligaron al cuerpo técnico de Javier Mascherano a administrarlo con descansos periódicos. La liga estadounidense le permite gestionar cargas sin la presión de competir cada tres días, algo habitual en sus años europeos.
Esa menor intensidad, sin embargo, plantea un interrogante clave: ¿cómo impactará el salto desde la MLS hacia el ritmo feroz de un Mundial, donde la velocidad, las transiciones y el rigor físico son muy superiores?
En Qatar 2022, Messi llegó con 36 años y en un estado físico más robusto, favorecido por su última etapa en el Paris Saint-Germain, donde entrenaba y competía contra rivales de elite.
En 2026 la historia será distinta. El “Diez” será tres años mayor, con un recorrido muscular más desgastado y en un torneo que se disputará en grandes distancias geográficas, climas variados y un nivel de exigencia mayor al que enfrenta actualmente. Con menos tiempo de recuperación entre partidos y una intensidad superior, cada detalle físico será determinante para sostener su rendimiento.
A favor del capitán argentino aparece una virtud que lo mantuvo en la cima durante casi dos décadas: su capacidad para reinventarse. Hoy Messi ya no depende de la explosión que tuvo de joven, sino de su lectura perfecta del juego, su precisión técnica y su influencia emocional. Además, la estructura médica y tecnológica de Inter Miami le permite trabajar con programas personalizados que prolongan su vida deportiva, incluso con un calendario menos agresivo.
En la Selección, mientras tanto, valoran que su experiencia compense cualquier merma de ritmo, aunque reconocen que este será el Mundial más exigente de su carrera. El interrogante no es si Messi llegará con la misma frescura que en Qatar —porque es evidente que no— sino si su inteligencia competitiva será suficiente para sostenerse ante selecciones que llegan con un ritmo de competencia superior.
Lo cierto es que, con menos de un año por delante, la preparación física de Messi entra en su fase más delicada. Su presente en Inter Miami será un factor determinante para saber hasta dónde podrá llegar en la última gran aventura de su carrera mundialista. #AgenciaNA






